Tengo un conflicto con una mujer que se cree vulnerable pero se crece ante las adversidades. Una mujer de temperamento suave, con un carácter fuerte.
Estoy en un conflicto con una niña de ojos bonitos como el tornasol de un ópalo.
Estoy en un conflicto, y no sé que hacer.
No sé que hacer porque a veces siente que la vida se le viene encima y que no hay nada más bajo que la tierra donde pisa.
Estoy en un conflicto con una mujer cuya alma respira sensibilidad ante el arte y ha deconstruído su idiosincrasia para dejar a sus antepasados en el pasado.
Estoy en un conflicto tremendo, esa mujer no sabe que cuando llora se me arruga el pecho. Ella no sabe que su voz recita poesía perfecta y que cuando habla, escribe sobre el aire con tinta indeleble que detiene el tiempo.
No le gusta ver la hora en un reloj analógico porque no ve las manecillas, pero tampoco se ve a si misma perdiendo un solo segundo.
Tiene el pecho fragmentado, vuelto un montón de trozos punzantes que han cortado con sus miedos.
Tengo un conflicto con una chica de letras, de métricas y de historias que no sé de donde las saca; tiene magia su relato y su narrativa convierte en vida todo lo que se creía muerto en el primer acto.
Se cruza en mis pensamientos sin ver el rayado; no cree en polis ni cambios de luces de ningún semáforo.
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Desde el agua salada. ©
Poetry«Y como demasiada agua salada tiene el mar... Escribo desde el agua salada». Los mejores versos los escriben los corazones rotos, por eso los artistas nacen cuando algo se rompe en su interior; como las estrellas, estamos en el universo, pero tambié...
