Noche.
Me acostumbré a que todo fuera tan sombrío y oscuro que siempre era de noche y descansaba hasta el cansancio, pero no sentía que la carga de mis hombros se aligerase, o que tan siquiera cayera; un manto negro en dualidad que ocultaba el sol no solo me robaba cuatro minutos por día como maldición astral, sino que también, se llevaba consigo mi ilusión y todo rastro de hedonismo que hubiera quedado en mi interior.
Porque no hubo pragmatismo que le otorgara una pizca de veracidad a mi depresión, no hubo suficiencia que me ayudara a recuperar un atisbo de salud mental, porque no hubo cura que se atreviera a exorcizar a mis demonios, ni poeta que se insolentara a convertir en palabras sublimes la efervescencia de mis aflicciones, nunca hubo un pastel en mi mesa que alegrara mis celebraciones y los santos no respondieron ni a un millón de velas encendidas, rogando por mi alma; porque me llevase en paz y me soltaran de una vez al vacío.
Cruzaba con el semáforo en verde, con un dolor que no hubiera podido olvidar ni con una sobredosis de sustancias ilícitas; ya alucinaba con la llegada de la parca y la veía a veces, incluso hasta cuando no sufría daños por el brote psicótico. Ahí estaba, recostada en el umbral de la puerta de mi habitación o sentada a la orilla de mi cama, me acompañaba de vez en cuando a fumarme un cigarrillo y hasta me traía café, con un calvario que no hubiera podido sosegar ni aunque tuviera un ascensor para llevar mi propia cruz; a veces la muerte me ayudaba, me salvaba de ella misma y no lo sabía.
No sabía ella que me sentía tan solo que se convirtió en mi amiga, no sabía ella que hacía tanto que no besaba unos labios, que se convirtió en mi amante; esperando que llegara mi día, anhelando que me diera una manzana envenenada con alevosía.
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Desde el agua salada. ©
Poetry«Y como demasiada agua salada tiene el mar... Escribo desde el agua salada». Los mejores versos los escriben los corazones rotos, por eso los artistas nacen cuando algo se rompe en su interior; como las estrellas, estamos en el universo, pero tambié...