2. Lágrimas de sangre

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Lágrimas de sangre.

Salí rápido de mi casa, llorando y con los lagrimales rotos, después de esa fuerte discusión, en el interior mi pecho todo se había tornado oscuro y sombrío, y mis entidades cada vez buscaban más paz, estaban deseosas de que llegara alguien quien reprendiera mis demonios mentales; no había calma, buscaban libertad, buscaban un sosiego para tanta turbulencia, un camino que me llevara directo hasta la resiliencia, sin importar lo que tuviese que sacrificar para lograrlo y sanar todos mis fragmentos sin convertirlos en trozos de piedra congelada. Entonces comencé a caminar rumbo a la playa, descalza. Podía sentir la planta de mis pies ser calcinada por el asfalto y el ardor del suelo, quemando y lastimando mi piel con vidrios.

Estaba hecha fuego y mi cabeza era un jodido nido de mierda, pateé entonces con furia un recolector de basura que había en la calle y este se cayó, entonces se quebró una botella de vidrio y con ella, algo dentro de mí, que al echar a correr terminé clavándome en los pies varios de sus trozos, y me lastimaban, así como me lastimé yo misma con el filo de mis cristales.

No hacía más que echarme la culpa, me renegaba todos los días por no ser lo que mi madre quería, ni siquiera acercarme a ser la mitad de eso. No era suficiente para llenar las expectativas de mi familia y eso, cada vez me hacía sentir miserable e inútil.

Con estos pensamientos intrusivos continué mi camino hacia la playa, mientras me ardían los pies y sentía las punzadas de las partículas de vidrio verde que aún tenía clavadas, pero eso no era tan intenso como el dolor que no sangraba pero que aún así, seguía bombardeándome el corazón y martillándome con premura la conciencia.

Salada. Salada y calada hasta la médula cómo la colilla de mi último cigarrillo, el último rompe-pulmón que yacía en el interior de la caja.

Llegué a cuestas a la playa y lo primero que hice fue lanzarme en la arena, hecha polvo esperando a que el destino pasara el plumero y terminará por desmoronarme de una buena vez.

Di vueltas y vueltas hasta empanizarme, me llené hasta el último cabello de arena y todo en mi ser era sal, sal y lágrimas de sangre. Dolor en el alma, casi que como lo que ya había escrito antes, pero esta vez, intentando perdonarme.

Me quedé ahí, inerte, a mirar el cielo en azul y naranja para deshacerme en el arrebol, y me concentré tanto, que casi pude ver cómo descendían rayos del cielo y se me incrustaban en el pecho, tan especiales que me hacían querer recuperar mis obsoletas ganas de vivir; sentía frío, pero no tanto. Sentía miedo, pero no tanto.

Entonces en el cielo se proyectaron imágenes de mis sueños, era yo, cumpliendo todo lo que alguna vez quise y se me veía tan, pero tan feliz que no sabía cómo reaccionar, y lloré. Lloré al verme rodeada de las personas que siempre había amado, todas juntas; lloré al tener mi propia biblioteca en mi casa, ver qué finalmente si había podido ir al concierto de mi banda de rock favorita y que tenía una bebita, una hija preciosa con el amor de mi vida. Televisión, giras y conciertos; pues había estudiado lo que amaba y no lo que amaban mis padres.

Envuelta en lágrimas y arena gateé hasta el agua, y me lancé a ella sin saber nadar. Me sumergí en ella y aún así, seguí siendo sal. Luego pude sentir como mi cuerpo se deshacía poco a poco de la arena que tenía pegada.

Sentí como me desvanecía, comencé a flotar y sentir como mi cuerpo se desintegraba por el salitre; pero ya no había sangre, no habían cenizas, no había dolor. Ascendían al cielo partículas de mi ser, unas de ellas arrepentidas, arrepentidas de todo el tiempo que viví para otros y me olvidé de mi, de las veces en las que no me quise lo suficiente y dejé que los demás hicieran lo que quisieran conmigo.

Mientras era esencia, solo me quedó arrepentirme por haber perdido mi vida antes de morir.

N/A: Este es uno de mis capítulos favoritos, gracias por llegar hasta aquí y espero que lo hayan llorado y sentido mucho.

Adjunto en el multimedia una canción de algunos artistas exponentes culturales de acá de La Guaira, «Traplley» de Liv Kelley es un tema bastante temperamental que habla sobre temas sufridos por los artistas. Lo publicó en colaboración a otros artistas Guaireños, como Ramé, BM y Khan Killah, mientras que la canción fue hecha por Magiox.

¿Con qué se han sentido identificados?

Desde el agua salada. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora