El pescador

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—Debemos irnos.

—¿Por qué?

—Nos detendrán, no llegaremos a tiempo a la luna llena, si nos desviamos ahora.

—Pero, si me reportan como encontrado entonces los botes cesarán en el mar ¿No es así?

El rostro de Shuichi relució.

—Debemos ir con ellos.

—Debemos ir a donde dice el mapa.

Shuichi no esperaba que el chico le siguiera la contraria—Podemos ir en la siguiente luna llena.

—Pero...¡Cubre esas escamas!— rápidamente, Ouma puso la venda en el cuello de Shuichi.

Un bote se acercó, por lo que es imposible alejarse ahora.

—¿A dónde se dirigen?— Ambos se quedaron callados y la policía alzó la mirada ante el silencio —Espera... tú eres Saihara, el chico perdido. Finalmente apareces.

La policía les guío de nuevo a tierra firme. A una cabaña cercana al mar, dónde alguien les esperaba para hacerles preguntas.

—No me gusta para nada este lugar— dijo Ouma mirando a su alrededor —Huele a muerte.

—Tranquilo, de está manera seguro que dejan en paz a tu gente.

—Sé que eres humano Shuichi, pero no todos los humanos son iguales a tí, no todos son igual de agradables.

La puerta se abrió y ambos miraron a un joven de cabello rubio y mirada firme.

—Doctor, veo que por fin apareció— dijo el chico, moviendo sus lentes sobre el puente de su nariz.

Ouma entrecerró los ojos, no le agrada esta persona.

Ambos chicos entraron y el pescador cerró la puerta tras de sí. Camino haciendo la madera rechinar y finalmente se sentó en una mesa.

A los chicos, les quitaron sus pertenencias y las dejaron en una cesta. Por lo que Ouma, sin chistar, debe esperar a que termine el cuestionario para recuperar sus cosas.

—Desapareciste por casi tres días.

—Yo decidí ir a casa de mi amigo, pero no quise avisarle a nadie.

—Fuiste a casa de tu amigo y al parecer, dejaste tus cosas atrás.

—Sí...

—Yo le recogí, por eso dejo sus cosas atrás— respondió Ouma completando la respuesta de Shuichi.

—¿Qué te sucedió en el cuello?

Shuichi apretó las manos. —Tuve una reacción alérgica a una planta...en esta época hay mucho polen.

El rubio se recargo sobre el respaldo de su silla sin dejarse engañar por todo aquello.

—Sabes, dicen que en éste pueblo hay muchas sirenas, aquellas que cantan y lucen como ángeles. Bueno, considero que son reales, ellas salen especialmente en luna llena porque la marea es más alta.

—Vaya tontería. ¿Se cree cuentos de niños?— se burlo Ouma restándole importancia.

—Los cuentos contienen verdades— el pescador sacó de su bolsillo una roca luminosa y la coloco en una mesa frente a ambos —Esto me lo dió una conocida tuya, dijo que estaba entre tus cosas.

Ouma se sorprendió al saber que Shuichi guardo el regalo que le dió cuando eran niños.

—Y está roca, se supone que revela el aspecto real de las sirenas... Y por alguna razón comenzó a brillar ahora.

En el agua [Saiouma]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora