Tierra firme

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—Simpre estuve enamorado de tus ojos— dijo Shuichi antes de caer dormido.

Mi corazón revoloteo por las palabras que dijo el chico.

Shuichi no tiene idea de cuanto puede hacer con tan solo unas palabras.

Mi corazón latio con fuerza y puedo sentir mi rostro caliente. Una alegría me invadió al instante, combinada con sorpresa.

No puedo controlarlo. Estoy enamorado desde el primer día y hoy, vuelvo a sentir esa emoción como cuando la sentí por primera vez.

Sonreí de oreja a oreja al saber que poco a poco ese humano que busque por tanto tiempo, también me corresponde.

Sé con exactitud que aquellas memorias seguían en su corazón, porque puedo ver el brillo que nos conecta desde la primera promesa que hicimos. Solo que antes brillaba con incertidumbre. Como una llama a punto de apagarse.
Pero ahora que nos volvimos a encontrar. Su corazón arde como acostumbra el mío cada que pienso en él

Significa que lo recuerda y que ha vuelto a amarme.

Mire su silueta, su cara tranquila mientras duerme.

Me pregunto ¿Cuántas veces habré sonreído el día de hoy?

Tengo muchas ganas de volver a besarle, pero conociendolo, solo lo asustaría. Quiero volver a tomar su mano, quiero que vuelva a abrazarme.

Quizás el amor es aquella parte del alma la cual deben tener para hacer una promesa al mar.

—¡Lo tengo!— susurre contento y di algunas vueltas en la cama antes de quedar dormido.
—Mis ojos le gustan.

***
La mañana siguiente, Ouma no dejaba de parpadear coquetamente cada que veía al pelinegro.

—¿Tienes algo en los ojos?— pregunto Shuichi burlándose.

—Creo que sí, ¿Podrías revisarlos?

El tritón se le acercó y Shuichi le miró, un poco incómodo por la cercanía pero no desvío la mirada.

Saihara se acercó y...sopló —Listo ¿Aún tienes molestia?

Ouma le miró mal —No eres divertido.

Esperaba un beso u otra reacción por parte del pelinegro.

Shuichi recuerda ahora todo lo que paso cuando eran niños. Siente su cabeza revuelta.

Es como si recuperará una parte de su alma que no sabía que le pertenecía. Tiene tan claro el porque añoraba el mar y porque siempre se sentía triste.

Se sentía triste como si hubiera perdido algo. La muerte de su amigo lo impulso a continuar pero jamás estuvo triste por ello, y aún así, no se sentía completo...no se sentía completo porque había perdido a Kokichi.

El pelinegro se sentó mirando hacia el mar. Se siente feliz de por fin recuperar sus memorias pero no sabe si debería dejar sus planes para quedarse.

Ouma prepara, con su gente, las cosas que deben llevar a aquella isla para hacer una promesa.

Siente su cabeza igual al mar; desenfrenado, con mucho ruido y sin un final claro.

—Shuichi ¿Qué haces aquí?— Ouma se sentó a su lado —Crei que estarías investigando la cultura de esta gente.

—Descansaba— respondió con melancolía.

—¿Extrañas tu hogar?

—No es eso...me siento incapaz de hacer tanto...todo lo que creí que era un sueño, resulta que es verdad...Pero no entiendo nada y no tengo ni idea de que hacer, es como despertar por un golpe de realidad...y me deja más preguntas que respuestas...

En el agua [Saiouma]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora