Somos los Monstruos

Los monstruos de la dimensión desconocida

Definitivamente la fachada de la entrada de la casa donde colgaba un letrero por arriba del dintel de la puerta de madera con las siglas OK no parecía que perteneciera a una fraternidad. Al menos, eso fue lo que dedujeron Mike y Sullivan que vacilaron en tocar.

- Hola, hola.

La voz grave y jovial azuzó a que los dos chicos monstruos giraran al mismo tiempo hacia el porche de la casa. Vislumbraron a un hombre monstruo rollizo de edad madura que le calcularon como de unos cuarenta años con problemas de calvicie y tenía un mostacho prominente que si no fuera por la sonrisa amistosa que esbozaba se vería como alguna clase de estirpe del mitológico Kraken ya que sus brazos y piernas los tenía por tentáculos. Además, esos anteojos cuadrados le daban un aspecto más manso.

- Ustedes deben ser los nuevos reclutas, es decir, los nuevos miembros - se corrigió a si mismo dando unas palmadas gentiles a las espaldas de Sullivan y Mike cuando se aproximo a ellos. - Bienvenidos sean a la fraternidad de Oozma Kappa. Yo soy el presidente, Don Carlton a sus ordenes - entregó una especie de tarjeta blanca a cada uno de los chicos monstruos.

- ¿Agente de ventas? - inquirió Sullivan con escepticismo al leer las letras debajo del nombre del presidente de Oozma Kappa. - ¿En serio eres un estudiante universitario?

- Cómo veras, ante la crisis económica uno tiene que buscar alternativas. Ya lo verás hijo o espero que a ti no te ocurra- el señor pulpo dio otra palmada amigable a la espalda del chico peludo que solo le lanzó una mirada con desagrado. - Vamos adentro. Les presentare a los demás.

Don Carlton se tomó las molestias de agarrar las maletas de los jóvenes monstruos que enseguida le ayudaron cuando vieron que le costaba trabajo moverse. Al final, el señor pulpo mejor decidió que ellos las cargaran y se concentró en abrir la puerta.

- ¡Buenas tardes! ¡Muchachos, vengan a saludar a los novatos! - llamó haciendo una especie de megáfono con sus tentáculos.

- ¿Novatos? - Mike y Sullivan se indignaron ante el término que uso para ellos. Inmediatamente al soltar su equipaje, divisaron su entorno encontrando una sala con sofás y una televisión en el medio, al fondo lo que parecía ser el área de la cocina y más allá una puerta rectangular que probablemente daba al patio trasero. Lo más evidente fue el tapiz de margaritas rosas que revestía las paredes. Enfrente de ellos se hallaba unas escaleras que llevaban a la segunda planta. Los dos se miraron sincronizados con bastantes escrúpulos en la cara como si estuvieran diciéndose "no cabe duda, esto es una simple casa de alguna mamá".

Varios pasos atropellados llamaron su atención y fijaron su vista hacia las escaleras donde provenían. Tres jóvenes monstruos bajaron los escalones mirando con curiosidad a ellos. Por la pura pinta, Mike y Sullivan pudieron descifrar que no eran estudiantes para ser asustadores.

- Muchachos, vamos a presentarnos. Ellos son Mike y Sullivan, los nuevos integrantes a nuestra fraternidad - Don Carlton señalo a los chicos respectivos que dieron un respingo al saberse nombrados.

- Espere, ¿cómo es que sabe cómo nos llamamos? - cuestionó Mike colocándose enfrente del presidente pulpo que nada más lo miro contento.

- Bueno, ya me habían anticipado de su llegada. Su profesor Frank MacCay me proporcionó todos los detalles.

- No me sorprende - acotó Sullivan bosquejando una faz de fastidio.

- Ok muchachos. Estos son Terri y Terry - abrazó a dos chicos monstruos delgados por los hombros que eran casi idénticos que si no fuera por sus cuernos distintos serían totalmente iguales.

- Hola - saludó animadamente uno de ellos que poseía un cuerno ancho y puntiagudo en el centro de la cabeza. - Yo soy Terri.

- Hola - saludó el otro de manera apática y era el más alto de los dos. Este poseía dos cuernos caídos a los costados de su cabeza. - Yo soy Terry.