Cupcakes y nieves de limón

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Quizás era muy pronto para entrar en intimidad con lo que respectara a su primer novio. Y primer de novio no solo se refería a su época de la universidad sino abarcaba a toda su vida sumido en sus estudios. Si bien, de verdad creyó que hubiera haber tenido un noviazgo con Mike Wazowski y sinceramente tuvo la creencia ciega que él era su media naranja. Randall no podía negarse embargarse de una ligera melancolía a lo que hubiera sido, sin embargo, tampoco estaba arrepentido de las circunstancias que se dieron. Es decir, estar envuelto entre esos fuertes brazos de Johnny Worthington que lo acobijaba dentro de su fornido pecho y aspirando su aroma a hojas de menta suscitaron que cabalmente lo reconfortaran en una paz tan llana que realmente se sintiera a gusto con él. Se había acomodado en forma de ovillo usando el brazo de su presidente como almohada para acostarse. Estaba durmiendo junto a él en su cama king size. Casi parecían un par de jóvenes amantes... ¡Amantes!

Las mejillas níveas de Randall se tiñeron de un color carmesí intenso al pensar en esa palabra comprometedora-alarmante despertándose de un golpe atropellado, aunque rápido reparo que únicamente habían dormido juntos. No es que hubiesen intimado en un nivel subidito de tono. Aún estaban arropados, Johnny con su impecable albornoz y él con su pijama de playera y pantalón de algodón color lila con un estampado de espirales morados. Nada más eso. Exhaló un hálito de alivio al saberse todavía inocente.

— Randy...ya despertaste.

La voz lánguida de su superior hizo que Randall izara su cabeza encontrando el apuesto rostro de ese monstruo de grandes cuernos con los ojos todavía cerrados. Observó sus labios entreabiertos. La imagen que mostró era tan plácida que al menor le anegó un sentimiento embelesado y contagioso que por impulso inconsciente asió suavemente de los pómulos curtidos de su novio mayor y le plantó un beso suave en los labios ingentes de ternura. Al instante, se vio apretado más al cuerpo de Johnny donde este deposito su cabeza sobre la suya casi hundiéndose en él.

— Randy, eres tan lindo.

Randall no pudo evitar soltar unas risitas hilarantes ante tal gesto adormilado del líder de una de las fraternidades más prestigiosas de Monsters University.

— Johnny, tú también eres lindo.

El chico monstruo cuernudo abrió los ojos entornandolos por la somnolencia e incrédulos de lo que había escuchado.

— Nadie me había dicho eso.

— Entonces yo soy el primero.

Entre sueños, el presidente de ROR despabiló poco a poco para poder despertarse completamente y poder reaccionar correctamente.

— Me parece que sí.

Fue entonces cuando Johhny termino de despertarse por completo y acercó sus fauces con colmillos inferiores largos y puntiagudos al cuello de su novio de primer curso implantando de lleno un beso voraz en la piel tersa y alba logrando que el menor soltara un gemido bastante dulce que al mayor poco le falto para que subiera de intensidad su caricia fogosa en esa zona delicada de piel impoluta.

— Johnny, por favor... — profirió Randall casi en un ruego placentero.

Johnny le inquietaba explorar un poco más allá en el cuerpo esbelto de su recién novio, empero, se detuvo a tiempo antes de que sus instintos carnales lo subyugaran. Había buenas razones porque no quiso avanzar... aún. Una de ellas era que suponía que Randall nunca había tenido una relación romántica con alguien y eso lo comprobaba por los besos torpes que le había propinado y, por lo tanto, no podía forzarlo a llevarlo a contraer relaciones íntimas sin haberlo entrenado todavía en el ámbito del amor. Otra se trataba de que él mismo concebía unos escrúpulos vagos (entre comillas porque realmente eran bastantes) de cómo era hacerlo con un chico monstruo.

Somos los MonstruosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora