Por esta vez no me haré pato

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Notas de la autora: Espero que con este largo capitulo pueda compensar mi tardanza en actualizar el nuevo capítulo.

Muchas gracias por la paciencia que me tienen U///U

¡Disfrútenlo!


- ¡Dame eso!

- Pero es muy bonito, lo quiero conservar.

- ¿Pero quién te dio el derecho de sacarlo?

- Tengo todo el derecho, soy tu progenitora.

- Aun así, no has escuchado lo que significa la palabra respeto.

Esa algarabía lo escuchaba a lo lejos y lo estaba despertando. Todavía sentía los parpados pesados que imposibilitaba escapar del sueño. Se giro para acomodarse mejor. La espalda le comenzó a doler ligeramente, especialmente el dorso del cuello. Se llevó una garra a esta zona para masajearla suavemente hasta que la dejó caer sobre el colchón de la cama. Por una extraña razón sintió que esa cama se sentía diferente, no estaba realmente mullida como la conocía. Era bastante dura. De hecho, tampoco sentía que estaba acostado sobre su almohada grande de peluche.

- ¡Ya dámelo mamá!

La voz le hizo recordar al del pequeño y fastidioso monstruo verde que término por abrirle los ojos de sopetón. ¿El enano? Como si lo enderezaran por medio de esas camas hospitalarias plegables, se sentó sobre lo que era... ¿el piso? ¿Por qué estaba dormido sobre ella?

Los rumores de las voces lidiando continuaban escuchándose especialmente la de su compañero de cuernitos "tiernos" en la cabeza. Se levantó del suelo con gran pesadez molestándose por la sensación de contracturas en su espalda y cuello también. Volvió a sobarse mientras salía de la habitación y caminaba por el estrecho pasillo. Llegó al vestíbulo de la sala. Curiosamente en su campo de visión, atisbo en cámara lenta como caía una pequeña hoja de papel cuadricular justo enfrente de él. Por pura reacción inconsciente, la atrapó con su mano-garra peluda. Escudriñó tal papelito dándose cuenta que realmente era una fotografía... nada bonita: en ella estaban el enanito verde y él juntos, mejor dicho, durmiendo sobre el suelo uno frente al otro de costado en posición de ovillo a pocos centímetros de distancia de sus rostros como si fueran una pareja de novios recién enamorados en su primera cita. ¡Qué horror!

No tuvo tiempo para tirar o romper esa fotografía sacada de una cámara instantánea totalmente indecorosa porque fue arrebatada bruscamente por una manita verde.

- La tengo. Es demasiado vergonzosa.

Mike metió inmediatamente dicha foto Polaroid en sus bolsillos traseros. Sullivan frunció el ceño en protesta antes de que pudiera hablar para quejarse y que le diera explicaciones al respecto para ser interrumpido por una voz femenina que le causo escalofríos.

- Hola mi príncipe guapo, pero si ya despertaste. Debes de tener mucha hambre. Voy a preparar algo para que coman mi parejita de tortolos - la señora Wazowski le lanzó una mirada coqueta y cómplice a su hijo y a él al mismo tiempo mientras se alejaba a lo que parecía ser a la cocina.

"¿Qué rayos había sido toda esa escenita?", pensó Sullivan colocando unos ojos "cuadrados" y torciendo su boca en desagrado.

- Estás muy enfermo si crees que con esa evidencia lograras poner celoso a tu novio-novia lagartija. Será mejor que no lo divulgues en las redes, de lo contrario lo lamentara de nuevo tu estómago, pero al doble - rezongo con ávida desesperación nerviosa en su voz en una deducción absurda mientras se movía viendo por detrás de Mike justo en el lugar donde escondió la fotografía de la discordia como queriendo tratar de aventurarse a quitársela.

Somos los MonstruosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora