Es posible (Epilogo)

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Ya era tarde-noche en el campus universitario de Monsters University. Randall se aventó de espaldas deliberadamente a su cama debido al cansancio acumulado de la semana. Y no tanto que fuera cansancio físico sino también emocional. Habían pasado muchas cosas y muchas cosas era que se dieron giros inesperados en su vida. Pero al final estaba sumamente contento y feliz por el resultado y no solo porque su casa de fraternidad había ganado la competencia del Campamento de Fraternidades y Sororidades sino también era que se había ganado un novio que no era cualquier otro chico monstruo que el presidente de Roar Omega Roar, o sea, tenía un novio de estatus alto, guapo, encantador, inteligente y caballeroso. Había más y más calificativos positivos para adularlo porque no se quedaba corto, pero era lo de menos. Que más podía pedir.

Lo de Mike...bueno, no iba a negar que no había apreciado su compañía porque realmente fue bonita y valiosa pues le había enseñado a ser más seguro de sí mismo y abierto a sus sentimientos y aunque sonara irónico, sino fuera gracias a eso jamás se hubiera atrevido a entrar a Roar Omega Roar y por ende nunca hubiera tenido la oportunidad de conocer a Johnny Worthington y saber que él era su verdadero amor.

Así que, a pesar de todos los malos tragos entre el monstruito verde y él, no podía guardarle ningún resentimiento, pero tampoco podía volver aceptar su amistad a como lo fue en un principio. ¿Las relaciones eran complicadas o no?

Y qué decir de James P. Sullivan...no podía evitar sentirse irritado ante su presencia. Era como si lo incitara para transformarse en un Randall Boggs malicioso que pudiera enfrentarse a él. Se desconocía por ese lado. Era bien rarísimo. ¿Y si realmente estaba cambiando? Ahora era uno de los chicos populares de Monsters University y un prometedor asustador. Había participado excepcionalmente en las pruebas del Campamento de Fraternidades y Sororidades y ya era totalmente reconocido y aceptado por sus compañeros-hermanos de ROR a excepción de...

Unos toquidos en su puerta lo sacaron de sus cavilaciones.

- Puedes entrar - se levantó de su asiento mirando expectativo la puerta de su habitación que se abrió lenta y exponiendo al visitante.

- Randall, Johnny te quiere ver en su habitación.

Javier Rios pronunció rotundo para inmediato dar la vuelta con la intención de marcharse de ahí.

- Javier, espera.

El mencionado se quedó inmóvil en su lugar y de soslayo giró su cabeza alcanzando a ver con el rabillo del ojo a su compañero de primer curso.

- No demores mucho. De lo contrario yo recibiré el regaño por no apresurar a su novio.

¿Había escuchado bien? ¿Novio?

Randall se quedó estupefacto que no tuvo tiempo para retener más al chico insecto que desapareció en un parpadeo de su vista. Se quedó discurriendo la gran pregunta: ¿ya lo había aceptado también?

Ante estás conjeturas, se apremió para llegar a la habitación de Johnny que realmente quedaba a lado de él. Pensó que le daba gracia que mandara a Javier a llamarlo si eran vecinos.

Al postrarse enfrente de la recámara de su presidente pensó que, aunque fueran novios, respetaba la privacidad de él así que propinó unos golpecitos a la puerta.

- Adelante.

Escuchó la voz de Johnny a lo lejos que sonaba del otro lado y ya con su aprobación decidió abrir. Al internarse, se topó con el monstruo cuernudo sentado en su silla giratoria frente a su amplio escritorio de madera. Este estaba de espaldas y ensimismado revisando unos documentos.

- Buenas noches Johnny - Randall se quedó parado en su lugar y aguardando.

En un rápido giro de la silla, Johnny se colocó enfrente a Randall dejando de hacer el papeleo.

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