Capitulo 16

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Nueva York 1950

Otoño

Camila Delucci.

Me senté frente al espejo, observando mi reflejo con una mirada crítica pero satisfecha. Mis dedos se deslizaron suavemente por los rizos perfectamente peinados, enmarcando mi rostro con un toque sofisticado. El ligero toque de maquillaje realzaba mis facciones de una manera sutil pero cautivadora.

Sonreí levemente ante la imagen que me devolvía el cristal. La feminidad siempre había sido un arma poderosa en mi arsenal. Sabía cómo realzar mis encantos naturales sin caer en la vulgaridad. Ese aire de misterio y elegancia sería mi mayor aliado en los días venideros.

Con un movimiento grácil, me puse de pie y caminé hacia la pequeña sala de estar. Mi mirada analítica recorrió los detalles del modesto apartamento donde me había instalado temporalmente. Todo estaba en perfecto orden, cada objeto en su lugar asignado. Nada se escapaba a mi escrutinio.

Después de todo, la planificación meticulosa era esencial para tener éxito. Danzel había cometido el error de subestimarme, creyendo que su astucia como depredador sería suficiente para someterme. Qué ingenuo había sido.

Tomé asiento en el sofá, cruzando las piernas con un movimiento elegante. Mis manos acariciaron distraídamente la suave tela de mi vestido mientras repasaba mentalmente cada paso que había dado hasta ese momento.

Con una inteligencia aguda y una determinación inquebrantable, había logrado desentrañar los oscuros secretos que Danzel ocultaba celosamente. Descubrir su pasado prohibido con Michael había sido un desafío, pero nada que estuviera fuera de mi alcance.

Una sonrisa ladina curvó mis labios al imaginar la expresión de pánico en el rostro de mi ex amante cuando revelé esa verdad durante nuestra última llamada telefónica. Había sido un golpe certero, uno que por seguro lo había desestabilizado por completo.

Porque yo siempre estaba varios movimientos por delante. Mientras Danzel confiaba en su supuesta superioridad como depredador, yo tejía mi tela de araña con una paciencia infinita. Cada hilo, cada pista, cuidadosamente colocada para acorralarlo sin escapatoria posible.

Me complacía pensar en su desesperación creciente, en su impotencia al verse atrapado en mis redes. Pronto, el temible león se convertiría en la presa más indefensa. Y yo, la viuda negra que se regodearía en su agonía con una feminidad letal.

Alcancé la taza de té que descansaba en la mesita cercana y tomé un sorbo con delicadeza. El líquido amargo deslizándose por mi garganta era un recordatorio del sabor del triunfo inminente.

Danzel nunca debió retarme, subestimar la fuerza y la astucia que se ocultaban detrás de mi aparente fragilidad. Pronto aprendería esa lección de la manera más cruda, cuando su mundo de mentiras y manipulaciones se desmoronara ante mis pies.

Y yo, con mi elegancia y determinación inquebrantable, contemplaría su caída con una sonrisa satisfecha por tenerlo finalmente de rodillas pidiéndome clemencia. Porque las arañas más mortíferas a menudo eran las de aspecto más delicado y cautivador.

Dejé la taza de té a un lado y me puse de pie con un movimiento grácil pero decidido. Era el momento de dar el siguiente paso en mi intrincado plan para desmantelar a Danzel.

Me dirigí hacia el pequeño teléfono de pared con andar resuelto. Mis dedos marcaron el número con precisión, mientras repasaba mentalmente los detalles cruciales que revelaría a mi misterioso contacto.

El tono sonó un par de veces antes de que una voz grave respondiera al otro lado de la línea.

"Habla la Araña", pronuncié con tono severo pero femenino. Era el código que utilizábamos para identificarnos mutuamente.

OBSESIÓN (vol.1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora