capitulo 18

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Nueva York 1950

Otoño

Camila Delucci

Me relamía los labios lentamente, saboreando la exquisita sensación de poder y control absoluto que fluía por mis venas. Todo estaba saliendo de acuerdo al plan maestro que había trazado con meticulosa precisión.

Con los testimonios estremecedores de Alex en mis manos, orquesté una exquisita sinfonía de destrucción para Danzel. Primero realicé una denuncia pública ante las autoridades pertinentes, exponiendo sin piedad los abusos atroces que mi ex amante había infligido sobre ese pobre hombre.

Disfruté al rememorar cada detalle escabroso que Alex me había confiado entre sollozos ahogados. Torturas psicológicas, abusos físicos, violaciones... Pinté un cuadro grotesco de la verdadera naturaleza depredadora de Danzel utilizando sus propias acciones en su contra.

Pero no me detuve ahí. Con una sonrisa casi perversa, procedí a arrojar más leña al fuego al exponer los métodos con los que Danzel había abusado de su posición en el FBI para someter a Alex. Su capacidad para manipular el sistema judicial a su antojo quedó tan al descubierto como sus oscuros placeres prohibidos.

Y por si eso fuera poco, destapé el secreto mejor guardado de mi ex amante sin la más mínima contemplación: su naturaleza homosexual. Dejé que las palabras se deslizaran de mis labios con un regodeo casi perverso al escupir aquel "pecado contra la naturaleza" al que Danzel se había entregado sin reservas.

Una risa casi maniaca amenazaba con brotar de mi garganta al imaginar la oleada de repulsión y escándalo que esas revelaciones causarían en una sociedad tan represiva como la nuestra. Danzel, ese hipócrita que se jactaba de ser un pilar de la moral, sería señalado con el dedo de la infamia como el degenerado que siempre fue.

Pero mi golpe maestro fue dejar que Alex también fuera arrastrado por las olas del escándalo. ¿Por qué conformarme con hundir a Danzel cuando podía añadir leña al fuego con su cómplice en el "pecado" de su unión contra natura?

Me regodeé al comprender cómo ambos hombres se verían forzados a encarar la perspectiva de ser encarcelados y castigados con severidad por sus "actos antinaturales". Saboree por adelantado el placer perverso que me causaría contemplarlos caer desde las alturas directamente al más repugnante fango social.

Una risa casi maníaca brotó de mis labios al visualizar su desgracia inminente. Pronto, muy pronto, tendría al soberbio Danzel y su amante cómplice arrodillados ante mí, despojados de todo su poder y prestigio. Rogarían por piedad en un último e inútil intento por evitar las terribles consecuencias de haber despertado a la auténtica depredadora que llevaba dentro.

Una sonrisa casi depredadora curvó mis labios al salir de la estación de policía, saboreando por adelantado el deleite de presenciar la caída de Danzel con mis propios ojos. Había sembrado las semillas de su destrucción con maestría y ahora solo quedaba aguardar la deliciosa cosecha.
Mis pasos resonaron con un inquietante ecoar sobre el pavimento mientras me encaminaba hacia una elegante boutique en el corazón de la ciudad. Era el momento perfecto para adquirir un atuendo que estuviera a la altura del espectáculo que estaba por presenciar.

Una sonrisa casi depravada curvó mis labios de carmín mientras me paseaba por los pasillos de aquella exclusiva boutique. Mis dedos enguantados acariciaban con deleite las exquisitas telas que se exhibían ante mis ojos, recreando por anticipado la sublime sensación de verme engalanada para presenciar el desmoronamiento absoluto de Danzel.

Porque por supuesto que nada sería demasiado ostentoso o caro para semejante ocasión. Merecía lucir como la auténtica reina victoriosa que pronto sería, pavoneándome frente a los restos de aquel que osó traicionarme y humillarme en el pasado.

Imaginar la expresión desencajada de Danzel al verme en todo mi esplendor justo cuando su mundo se viniera abajo era un deleite casi perverso. Añoré con anticipación la mueca de horror que se apoderaría de su semblante al comprender que yo, su despreciada ex amante, fui la auténtica orquestadora de su ruina definitiva.

Me relamí los labios con lentitud, degustando de antemano las mieles del triunfo absoluto. Muy pronto tendría la oportunidad de regodearme frente a Danzel como la cortesana victoriosa, mientras él era reducido a un despojo deplorable arrastrado por las leyes de nuestra sociedad.

El solo imaginar su expresión al ser despojado de toda su autoridad y poder, al ser inutilizados sus hilos de manipulación, me inundaba de un éxtasis casi enfermizo. Disfrutaría con morbo contemplar cada resquicio de su entereza y orgullo resquebrajarse sin remedio alguno.

Y por supuesto, nada sería más delicioso que apreciar la humillación absoluta de mi ex amante cuando fuera esposado y arrestado sin contemplaciones. Porque después de todo, ¿qué peor castigo existía para alguien como Danzel que ser reducido a un criminal repudiado por la sociedad que tanto había pretendido proteger?

Una risa oscura amenazaba con brotar de mi garganta al visualizar tan sublime escena. Me embriagaría con el placer perverso de ver al arrogante Danzel arrodillado ante los sirvientes de la ley, suplicando quizás por piedad a la misma mujer a la que una vez burló y humilló sin reparos.

Degusté el momento culminante por adelantado, permitiendo que cada célula de mi cuerpo vibrara con el sabor de la venganza finalmente alcanzada. Pronto, muy pronto, se levantaría el telón para presenciar el espectáculo final donde Danzel y ese cómplice suyo conocido como Alex se retorcerían entre las cadenas del escarnio público.

Porque definitivamente merecía regodearme en sus patéticas suplicas y lamentos con el atuendo más exquisito que el dinero pudiera comprar. Era lo menos que se merecían esos repugnantes pecadores por haber osado tentar su suerte contra alguien como yo.

Me paseaba con un andar felino por los confines de mi modesto apartamento, dejando que la exquisita seda del costoso atuendo que había adquirido se deslizara con delicadeza sobre mi piel. Una sonrisa casi perversa curvaba mis labios carmesí al admirar mi reflejo en el espejo de cuerpo completo.

Por supuesto que merecía algo de narcisista indulgencia antes del glorioso espectáculo que estaba por presenciar. Después de todo, era la elegancia personificada envuelta en aquel vestido digno de una auténtica reina victoriosa. Las joyas que adornaban mi cuello y muñecas parecían resplandecer ante mi belleza triunfante.

Me reí en voz baja, un sonido casi oscuro y depravado que parecía proceder de lo más profundo de mi ser. Delicié por adelantado el placer perverso que me causaría lucir esta apariencia frente a la humillación absoluta de mi ex amante Danzel y su cómplice Alex.

Me pavonearía sin reservas ante sus miradas derrotadas y suplicantes, dejando que admiraran lo hermosa e inalcanzable que era. Una auténtica diosa de la venganza que había logrado reducirlos a meros insectos por aplastar sin piedad.

Disfrutando del crujir de la seda bajo mis movimientos, me dediqué a empacar todas mis pertenencias con parsimonia. No dejaría nada atrás en este modesto escondite porque pronto, oh muy pronto, podría regresar a mi lujoso apartamento sin preocupaciones.

Una vez que Danzel y Alex hubieran sido expuestos en todo su bochornoso esplendor ante el público, arrastrados por las autoridades, juzgados y condenados al oprobio eterno... no habría más razones para esconderme como una proscrita.

Me reí de nuevo, esta vez de manera más sonora y desquiciada. Podía saborear la inminente victoria en el aire mismo que respiraba. Muy pronto retomaría la vida de comodidades y lujos a la que estaba acostumbrada, pavoneándome ante el mundo como la auténtica vencedora que había puesto en su lugar a esos pecadores arrogantes.

Porque definitivamente lo merecía después de haber tendido la red perfecta para cazar a esas alimañas, ¿no es así? Merecía restregarles mi belleza triunfal en sus patéticas caras cuando vieran que nunca tuvieron oportunidad alguna contra alguien tan mortalmente inteligente como yo.

"Prepárense, mis queridos Danzel y Alex", ronroneé con voz sedosa ante mi reflejo. "Porque hoy por fin conocerán a la auténtica depredadora que ha estado acechándolos todo este tiempo. Y no habrá misericordia alguna."

OBSESIÓN (vol.1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora