Durante varias semanas más, disfruté de mi sexualidad como un una niña con juguetes nuevos. La explosión de emociones que sentía al recibir a los hombres en mi interior y utilizarlos para mi beneficio, me volvía loca. Solo deseaba que llegara la noche para poder encontrarme con ellos y divertirme con sus aparatos.
Participé junto a Lucy en todo tipo de encuentros sexuales: orgías, bukkakes, tríos, cuartetos... Hubo de todo durante dos semanas en las que descubrí los límites más inimaginables de mi nueva condición.
Al llegar la tercera semana desde que desperté en mi habitación teniendo entre mis piernas una vagina de mujer, llegó el momento que tanto temía. Un fuerte dolor abdominal me invadió acompañado de un incesante dolor de cabeza que se juntaba con un malestar genérico que me hacía sentir débil.
-¡Qué coño pasa! - Dije levantándome de la cama aquella madrugada por el dolor.
Agarrándome de la tripa fui al baño y al bajarme las braguitas, vi cómo estaban manchadas de sangre. Era una mancha pequeña que me puso en alerta, estaba teniendo el periodo por primera vez y ahora comprendía todo eso que se decía sobre las mujeres cuando tenían la regla y que tanto ignoraba cuando era un hombre.
Me senté en la taza del baño y después de hacer pis y limpiar mi vagina, dejé en el trozo de papel otra marca más de sangre que brotaba de mi interior.
Asustada, sin saber qué hacer, salí de la habitación y corrí hasta el cuarto de Lucy para despertarla.
-¡Lucy! ¡Lucy! Despierta - Dije sacudiéndola de un lado a otro.
-¿Qué pasa? - Preguntó somnolienta.
-Te...Tengo... La... La regla... - Susurré preocupada.
-¡Ah...! Tienes compresas en el armario del lavabo de tu baño... Ponte una y vete a dormir... - Dijo con normalidad.
-Pero... ¿Cómo lo hago... Es la primera vez...? - Dije.
-¿La primera vez...? La primera vez que la tienes estando consciente - Sonrió Lucy encendiendo la luz de su habitación para acomodarse en la cama.
-¿Ya la he tenido antes? - Pregunté extrañada.
-Claro, pero estabas dormida, creo que esta es la cuarta o la quinta... No lo sé... - Respondió frotándose los ojos para ponerse en pie.
-Enséñame a hacerlo... - Dije tomándola de la mano y llevándola hasta mi habitación.
Al llegar a mi cuarto, llevé a Lucy hasta mi baño y allí ella sacó del fondo de aquel armario bajo el lavabo una caja con compresas y una caja de tampones. Me explicó para qué ocasiones era mejor usar cada cosa y cada cuánto tiempo debería cambiarlos para estar siempre limpia durante mi periodo. Luego me explicó cómo ponérmelos para estar cómoda y por supuesto me recomendó que tomara algo para calmar los dolores. Ella me dijo que los dolores eran algo normal, pero obviamente como yo era un hombre no estaba acostumbrado a ello y lo pasaría mal, así que lo mejor era tratar de paliarlos con medicamentos.
Después de ponerme mi primera compresa bajo la supervisión de Lucy, le pedí que me dejara dormir a su lado, me sentía muy débil y necesitaba abrazarla y estar junto a ella para sentirme protegida y segura. Ella aceptó con una sonrisa al ver mi sensibilidad y de nuevo fuimos hasta su cama para acostarnos juntas.
Desde que descubrí que tenía vagina, Lucy siempre me dijo que debía tener relaciones sexuales con preservativo, y siempre lo hacíamos así, sabía que al tener vagina y útero podía quedarme embarazada, pero yo era tan idiota que jamás se me pasó por la cabeza pensar que para quedarme embarazada debía ovular y tener la regla como cualquier mujer de verdad.
ESTÁS LEYENDO
Cómo me convertí en Jackeline
General FictionJack era un joven estudiante que, de un día para otro, por culpa de su padre, se metió en un gran lío en el que, para salir, deberá traicionar a su mejor amigo, y a partir de ese momento todo se complicará...