8 | EL NÚMERO 2

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Los primeros días tras la muerte de Giuseppe fueron muy difíciles. No nos pudimos despedir de él, no hubo forma de devolverle tantos años de esfuerzo y dedicación al servicio de Tony.

Tres días después de lo sucedido, la esposa de Giuseppe llamó a Tony para reunirse con él en la mansión.

Era la primera vez que Claudia visitaba la mansión de Tony. Ella nunca estuvo de acuerdo con las actividades de su esposo, pero al tener una vida tan acomodada, nunca dijo nada al respecto.

Giuseppe siempre me contó que amaba a su esposa y a pesar de tener sexo con las empleadas de Tony, su relación con Claudia siempre fue buena. Ella tenía una vida de lujo junto a sus hijos, así que nunca protestaba aún sabiendo que su marido era un putero y un asesino.

Desde las escaleras, vi cómo aquella elegante mujer con un vestido negro y gafas de sol, abrazaba a Tony llorando desconsolada. Bajé las escaleras y me acerqué hasta su posición.

-¡Lo siento mucho, Claudia! - Dije apenado mientras posaba mi mano sobre su espalda.

-¿Tú eres... Jack? - Preguntó la pobre mujer alzando su mirada hacía mí.

-Sí... - Asentí levemente.

-Tengo que hablar contigo - Dijo la mujer soltando a Tony.

-¿Ocurre algo? - Pregunté nervioso.

No obtuve respuesta por parte de Claudia, pero Tony se giró y la tomó del brazo para mirarme repentinamente.

-Vamos al salón - Dijo Tony con tristeza y comenzando a caminar hacía el salón.

Una vez llegamos a los sofás nos sentamos cada uno en uno de ellos.

Lucy, que no paraba de mirarme con desaprobación por todo lo que había hecho en los últimos tiempos, nos sirvió unos cafés mientras hablábamos de Giuseppe.

Una vez se fue Lucy, la viuda de Giuseppe comenzó a mover su café con la cucharilla y comenzó a hablar.

-Jack, quería hablar contigo... - Dijo mientras sorbía un poco de su café - Giuseppe te tenía gran estima y te consideraba como un hijo más.

-Lo sé, hemos tenido una gran relación este tiempo... - Respondí al notar que la mujer comenzaba a hacer brotar lágrimas de sus ojos.

-Escucha lo que tiene que decir, Jack... - Interrumpió Tony.

-Giuseppe ha dejado una herencia millonaria para su familia, pero en este tiempo, él te consideraba a ti también parte de la familia y ha querido dejarte una parte de la herencia - Dijo la mujer con tristeza y bajando la mirada.

-Es... Estoy muy agradecido, pero no puedo aceptarlo, ese dinero os pertenece a vosotros... Yo no... - Respondí nervioso.

-Es su voluntad, a ti te corresponde medio millón de dólares y una de las casas en la ciudad... Además... - Miró de repente a Tony para dirigirse a él. - En su testamento ha pedido que consideres ascender a Jack para que ocupe su lugar en la organización.

-Eso está hecho, Claudia. En tan solo un año, Jack ha demostrado mucho más que ningún otro de mis hombres en años. Además ahora que estamos en peligro, necesito un hombre como Jack a mi lado, él honrará la memoria de nuestro querido Giuseppe.

No supe cómo reaccionar, de un momento a otro, tenía una casa para mí solo, una fortuna y me había convertido en el hombre de confianza de Tony.

Una vez la mujer terminó de explicar las últimas voluntades de Giuseppe, los tres nos levantamos y la acompañamos hasta la puerta.

-Jack, Giuseppe confiaba en ti, te adoraba, te tenía mucha estima... No le defraudes, que su muerte no sea en vano... - Dijo la mujer colocándose sus gafas de sol de nuevo antes de salir por la puerta de la mansión.

Cómo me convertí en JackelineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora