35 | PISO DE CHICAS

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Estaba nervioso y aunque Inna me recordó varias veces que las chicas eran muy amables y que iban a estar muy felices de tener una compañera nueva, era inevitable para mí alterarme. De alguna manera estaba aceptando ser algo que no sentía, vivir como algo que no era y eso me atormentaba mucho más que la incertidumbre que tenía por tener que convivir de repente con tres desconocidas.

Inna abrió la puerta del apartamento y automáticamente, con la misma amabilidad que demostró desde el momento en que la conocí me invitó a pasar.

Como si se tratara de una tradición cada vez que algo que me asustaba, cerré los ojos un segundo y tomé aire para, de nuevo abrir los ojos y enfrentarme a una nueva situación.

En el salón de la casa había dos chicas sentadas en el sofá que, al verme entrar junto a Inna, se pusieron en pie para acercarse a mí con una sonrisa y presentarse.

-¡Hola, mi amor! Yo soy Roberta, encantada.

Roberta era una chica con grandes pechos, morena de piel y con acento brasileño que llevaba un ligero vestido azul con estampado de flores. Tenía unos treinta años y claramente se veía como una mujer transexual, su espalda ancha y su cadera, además de su voz grave, la delataban.

 Tenía unos treinta años y claramente se veía como una mujer transexual, su espalda ancha y su cadera, además de su voz grave, la delataban

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Roberta, compañera de piso de Inna

-Yo soy Helena - Dijo la otra chica para presentarse y darme dos besos.

Helena era una chica menuda y delgada, mucho más joven, tenía el pelo rubio, más corto, similar al mío, pero sin llegar a los hombros y lo tenía decorado con una diadema rematada con un gran lazo de color rosa. Sus pechos eran mucho más pequeños, claramente aún no se había operado, ni siquiera llevaba sostén bajo ese llamativo vestido rosa con volantes que llevaba. Claramente, Helena era la más joven, aparentemente tenía mi edad y estaba al principio de su tratamiento, pero lo más llamativo es que su voz, aunque más tímida, era mucho más suave y dulce que la de Roberta.

 Claramente, Helena era la más joven, aparentemente tenía mi edad y estaba al principio de su tratamiento, pero lo más llamativo es que su voz, aunque más tímida, era mucho más suave y dulce que la de Roberta

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Helena, compañera de piso de Inna

-E...Encantada, yo soy Jackeline - Respondí con gran timidez al presentarme en femenino por primera vez.

Cómo me convertí en JackelineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora