33 | LO QUE NECESITABA

267 7 1
                                    

Traté de no mirar a la cara a aquel hombre mientras tocaba su miembro sobre su pantalón y él, a su vez, me incomodaba besando mi cuello y tocando mis pechos.

No podía entender cómo esa situación tan incómoda me estaba excitando, pero mi pene se puso duro bajo mis braguitas. Tampoco podía dejar de mirar hacia el pasillo del bus para cerciorarme que nadie podía verme u oírme, no quería hacer ningún sonido obsceno y llamar la atención de toda esa gente que hacía unos instantes me había escaneado de arriba a bajo como si fuera un objeto de exposición.

Noté como el pene de aquel hombre se iba haciendo cada vez más grande mientras lo masajeaba lentamente y aunque no se ponía duro, podía sentir su gran tamaño al tacto con mi mano derecha.

De pronto, el hombre dejó de tocarme y puso su manos sobre su pantalón para sacar hábilmente su gran pene. Al verlo me asusté, era mucho más grande de lo que parecía al tacto. No estaba erecto y aún así era enorme.

-¿Te gusta? - Dijo el hombre sonriendo al ver mi reacción al ver su pene.

Mi corazón comenzó a acelerarse, no podía dejar de mirar el tamaño de ese gran trozo de carne, miré al frente para asegurarme que nadie miraba, no sabía qué hacer.

-Vamos... no seas tímida, mételo en tu boca... - Susurró con una sonrisa mientras me agarraba de la mano y me obligaba a agarrarlo.

Con su pene en mi mano, miré hacia abajo totalmente humillado y comencé a masturbarlo de arriba a abajo, muy despacio, sabiendo que el siguiente paso era rendirme y chuparle la polla a un anciano por cincuenta dólares que me hacían falta.

De pronto noté como su mano se posó sobre mi nuca y lentamente, noté como me empujaba hacia adelante para forzarme a doblar mi cuerpo. Justo en ese momento, el autobús paró para recoger a más pasajeros mientras otros se levantaban para bajar en su parada y eso me causaba mucha inseguridad, sabía que iban a verme torciendo mi cuerpo para hacerle una mamada a un hombre y eso me convertía en una puta a ojos de todos.

-No... no puedo hacerlo - Levanté mi cabeza justo cuando estaba a unos centímetros de hacer contactar su polla con mi boca.

-¿Qué quieres decir? ¿Qué tipo de puta eres? - Se sorprendió el hombre dejando que volviera a mi posición.

-Lo siento, yo no soy una... - Saqué el dinero de mi escote para devolverlo con gran tristeza.

-¿Es por la gente? - Preguntó el hombre con seriedad mientras guardaba su pene en el interior de su pantalón de nuevo.

Unas lágrimas comenzaron a recorrer mis mejillas mientras asentía con gran tristeza. El dinero me hacía mucha falta para comenzar mi nueva vida y acabar cuanto antes con esta pesadilla, pero el hecho de tener que prostituirme para hacerlo me aterraba y más aún sabiendo que podían verme en cualquier momento. Era una sensación horrible, pero debía tomar una decisión cuanto antes, no tenía dónde ir ni sabía qué hacer con mi vida.

-Lo siento mucho... - Dije entre lágrimas - No soy una mujer, ni una trans, ni una prostituta... Solo soy un desgraciado al que han obligado a convertirse en esto... - Dije con gran tristeza mientras soltaba aquel billete de cincuenta entre sus manos.

-Mira... No sé qué es lo que te han hecho ni cómo has llegado hasta esta situación, pero entiendo que necesitas el dinero - Dijo el hombre con suavidad mientras ponía abría mis manos para dejar el billete de nuevo entre ellas. - Quédatelos, no pasa nada, pero no sientas vergüenza de cómo debes ganarte la vida para ser feliz - Dijo con una sonrisa para poner sus manos en mis mejillas y secar mis lágrimas.

-No sé qué hacer... No tengo a dónde ir... - Dije mirándole a los ojos esta vez sin importarme que me acariciara.

-Toma esto... - Dijo metiéndose la mano en el bolsillo para sacar una tarjeta que puso entre mis manos junto al billete.

Cómo me convertí en JackelineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora