❛ Aunque no haya nada más que decir... Tal vez hay mucho que falta escuchar. ❜
El chico que ya lo perdió todo y no tiene ningúna razón más por la cuál vivir se encontró, en su peor momento, a las personas indicadas.
Ahora las puertas de una comunida...
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No hay nada más que decir ahora.
No hay nada más que hacer ahora.
Es fácil para Dust olvidar cómo llegó a Alexandria, como estuvo a punto de terminar con todo creyendo que ya no había nada más para él.
Es fácil olvidar también, todo lo que hizo antes y lo que lo llevó a tomar esa decisión, la sangre que corría por sus manos y que jamás lo iba a abandonar.
El padre de Noah fue solo el comienzo y para esos momentos Dust ya ha perdido la cuenta de cuántos han sido y de qué formas lo hecho, pero la realidad sigue estando allí: él hizo todas esas cosas crueles que cualquier persona normal teme que le sucedan.
Culpando a los adultos, excusándose de que solo de aquella forma iba a sobrevivir, gritando con fuerza por las noches cuando se despertaba con pesadillas en dónde todas esas personas que él mató regresaban y le daban su merecido.
Es fácil olvidar que ser solo un niño no era excusa suficiente, que sus palabras jamás serían borradas y que su diversión al hacerlo solo podía tratarse de algo realmente malo sucediendo en su mente.
Dando vueltas en la cama, evitando el toque de su amigo, fue imposible para Dust volver a dormirse una vez que se despertó de su pesadilla.
Esta vez Noah lo estaba persiguiendo, y el sueño se sintió tan real que era difícil comprender que él en realidad podría llegar a despertar.
Observó la mesa de luz detrás de Ron y pensó en las palabras que había escrito, lo mucho que le permitió a estos dos chicos saber de él cuando se había asegurado y prometido a sí mismo que no dejaría que eso pase.
Nadie debe saber quién fuiste.
Dust es ahora otra persona.
Entierra el pasado lo más profundo que puedas y no dejes que nadie lo encuentre.
No hables, solo escucha.
Deja que ellos digan todo, deja que ellos carguen con la responsabilidad de sus palabras, ya detente, deja de hablar.
Dust, no hables.
Pero con el regreso de aquél tipo a su vida solo una cosa quedó en claro para Dust: el pasado nunca muere.
No es algo que uno pueda dejar atrás y olvidar como tanto había deseado Dust.
Con cuidado de no despertar a ninguno de los dos chicos, se levantó de la cama y esquivó a Mikey para no pisarlo, dando vuelta a la cama para poder tomar el cuaderno entre sus manos.
