❛ Aunque no haya nada más que decir... Tal vez hay mucho que falta escuchar. ❜
El chico que ya lo perdió todo y no tiene ningúna razón más por la cuál vivir se encontró, en su peor momento, a las personas indicadas.
Ahora las puertas de una comunida...
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—Entonces, ¿qué fue todo eso, Noah? —preguntó Tara una vez que ya todos se encontraron en la seguridad de la nueva casa.
Bueno, Carl realmente no podría decir si se encontraban o no seguros, ya muchas veces habían tenido que vivir aquella falsa sensación de seguridad que nunca les duró mucho tiempo.
El campamento.
El CDC.
La granja.
La prisión.
Terminus.
La iglesia.
Y ahora Alexandria.
La lista era larga y Carl tenía toda la impresión de que pronto aquella lista seguiría creciendo, ya que Alexandria no se veía como un lugar seguro, mucho menos después de aquellos susurros en dónde Noah les había advertido del chico que Aaron abrazó esa mañana.
A él lo conozco... Es peligroso. Había dicho Noah, pero después de eso no tuvieron tiempo para escuchar ninguna explicación ya que las entrevistas comenzaron y hasta muy entrada la noche no habían logrado estar una vez más todos en el mismo lugar.
Por un segundo Carl había creído que su padre no regresaría cuando fue el primero en ser entrevistado, pero al menos se alivió de saber que esa parte no fue una mentira y que todos se encontraban a salvo.
Por ahora.
—A mi también me gustaría saberlo, si puedes contar la historia este es el mejor momento. —admitió su padre, caminando escaleras abajo hasta llegar al grupo.
Carl lo miró como si fuera la primera vez, después de todo, su padre afeitado seguro que era un nuevo estilo al que él ya no estaba acostumbrado, uno menos salvaje.
Tal vez eso era lo que Alexandria quería lograr con nosotros... Nos dan todo esto porque quieren que olvidemos cómo es vivir allá, que cambiemos de modo que aquél cambio nos haga débiles y...
Pero los pensamientos de Carl fueron dejados a un lado cuando la puerta de entrada fue golpeada.
Todos se pusieron alerta, levantándose de sus asientos o en dónde habían logrado acomodarse.
Esa noche habían decidido que todos dormirían en la sala, no podrían separarlos tan fácilmente, si Alexandria planeaba algo en su contra ellos se asegurarían de encontrarse juntos y poder contraatacar sin problemas.
Su padre se acercó a paso sigiloso, mirando por la cortina que traía la puerta antes de finalmente abrirla.
En el momento exacto en que la puerta se abrió, Carl se aseguró de guardar el cuchillo de cocina debajo de su almohada y levantarse de la cama improvisada que habían hecho, caminando con paso tranquilo hasta sentarse en la mesa justo al lado de Noah, sabiendo que cuando la mujer se vaya él quería volver a retomar el tema del chico.
