No me quieren de enemigo.No me quieren de enemigo.
Todos ellos saben que yo los estuve escuchando, durante meses.
Sé cosas que nadie más sabe acerca de ellos.
No creo que quieran tenerme de enemigo.
No cuando yo sé todo acerca de ellos, pero ellos solo tienen una idea de lo que saben acerca de mí.
No me quieren de enemigo.
No me quieren de enemigo.
—¿Prefieres que me quede o te de un poco de espacio? —preguntó finalmente Eric, que hasta el momento se había quedado en silencio sentado a su lado, observando el claro malestal que Dust estaba sintiendo.
El más bajo negó con la cabeza, más para intentar apartar todos sus pensamientos que para realmente dar una respuesta.
Su bloc de notas aún estaba en el suelo, en donde Ron lo había arrojado, Dust no le dejó saber a Eric que no lo tenía encima.
Al parecer, finalmente habían atrapado a Pete Anderson y lo mantenían encerrado en una habitación lejana a su familia, y fue aquél y un par de motivos más, los que dieron lugar al arrebato de Ron.
Dust no quiere culparlo, a ninguno de ellos, porque entiende ese sentimiento de traición mejor que nadie en Alexandria.
No quiere hacerlo, pero es inevitable.
Lo único que su mente retiene es el recuerdo de la mirada decepcionada de Ron, como intentaba ocultar sus lágrimas con gritos y le suplicaba que hable.
Jamás volvería a hablar, eso era algo que se había prometido a si mismo, pero en esos momentos, atrapado en una camilla de enfermería, deseó haber hablado, de ese modo, no se encontraría solo con la triste mirada de Eric que no sabía que hacer para animarlo.
—Dust, ¿quieres que me vaya? —preguntó nuevamente Eric, sabiendo que de aquél modo un solo movimiento de su cabeza sería respuesta suficiente.
Eric no le había dado la opción nunca antes, cuando él se encontraba mal el hombre estaría estancado e inamovible a su lado, pero esta vez Eric observó como sus supuestos amigos salieron con pasos pesados de la enfermería y como Dust había llevado ambas manos a su rostro, para limpiar las lágrimas antes de que terminen de bajar por sus mejillas.
Dust finalmente asintió, sabiendo que estar solo era lo último que quería, pero ver esa mirada triste en Eric tampoco hacía mucho para que se sienta mejor.
Cuando Eric se fue, después de prometerle que regresaría por la noche para traerle algo de cenar, Dust finalmente observó la bandeja de comida a sus pies, en donde el desayuno, almuerzo y probablemente merienda estaban todos juntos para que recupere algo de energía.
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NOTHING LEFT TO SAY ✧ Carl Grimes
أدب الهواة❛ Aunque no haya nada más que decir... Tal vez hay mucho que falta escuchar. ❜ El chico que ya lo perdió todo y no tiene ningúna razón más por la cuál vivir se encontró, en su peor momento, a las personas indicadas. Ahora las puertas de una comunida...