─ Capítulo 4; Enjaulado.

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─ Capítulo IV;

Dolor, era lo que sentía al abrir los ojos, se dio cuenta que no estaba en su habitación, si no es la casa de los padres de Armida.

Se sentó en la cama aun en su sitio y miro hacia abajo, su pecho, estaba sin camiseta, únicamente un pantalón ancho largo, su cabello largo suelto que caían sobre las sabanas blancas haciendo el contraste de color.

Estaba lleno de vendas, no había oido mucho, pero al parecer curaron todo lo que podían, pero su cuerpo no podía ser muy sobresaturado ya que si no su cuerpo se auto-deboraria a él mismo, así que dejaron algunas heridas sin sanar para evitar esa situación.

No se atrevió a quitarse el vendaje, solo lo toqueteo por encima, sintiendo el dolor del contacto.
Gruño por lo alto, se quitó la sabana de su parte inferior, viendo los pantalones color café y estaba descalzo, estaba algo mareado, pero se sentó en la orilla de la cama y se esforzó en levantarse.

Mala idea.

Cayó de golpe al suelo, ni le dio tiempo a reaccionar, haciendo un ruido horrible cuando su cuerpo golpeo el suelo de madera.
Se dio cuenta que ni estaba en su cama, ni en la habitación donde debería estar durmiendo... Era él de...

— ¡Rea! ¿Estás bien? —

— ¡Armida! —

Vio como la mujer entraba de golpe e la habitación y ayudaba al Principito a ponerse en pie.

— G-Gracias... Estoy algo adolorido, pero lo demás estoy bien. —

— No Rea, no lo estas, tenemos que hablar, principalmente de tu pecho. —

No quería responder a eso, estaba mareado y estresado.

— ... Reagan... No puedes callartelo para siempre y-

— ¡Lo se! Lo se... Solo... No quiero hablarlo aún... —

La Guardiana asintió, respetaría el tiempo de pausa del Principito, pero sabrían ambos que este tendría que contárselo lo que ocurrió.

El Principito fue dejado en cama, tenía prohibido hacer sobre esfuerzos, así que Armida solía subir arriba para traerle la comida y lo ayudaba a bañarse, principalmente para que el jabón no cayera en sus heridas abiertas.

Lo ayudaba a vendarse, vestirse, arreglaba su cabello en una trenza y le hacia una pequeña revisión para ver si había más heridas.

Un día total de cuidados hacia el Principito.

Finalmente, volvieron al Reino Rojo, Armida se despidió de sus padres con mucho amor y el Principito volvió a tener su armadura con capa y corona. Ahora lavados a manos de la Sra. Harvey.

Ambos estaban muy callados en el camino.

— ... —

— ... —

— ... Vas a decirles-

— ¡No! ¡Me cortaran la cabeza! —

— ¡Rea! ¡No digas esas idioteces! ¡Son tus padres, ellos van a preocuparse de la misma forma que yo! —

— ¡Lo se! ¡Pero!... Pero... —

El Principito miro a su lado evitando la mirada de la mujer, que esta suspiro cansada y agobiada. Ni ella sabía que había ocurrido esos 5 años.

୨👑୧ Des-Aventuras con la Realeza ❀ ;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora