─ Capítulo 8; Arrepentimientos.

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─ Capítulo VIII;

La mañana tocaba la puerta del castillo, dejando entrar la luz del sol por las ventanas de la habitación del hijo menor del Rey Rojo.

Habian pasado un par de días desde lo que ocurrió con su tío, el Rey Azul, pero a manos de su padre se le prohibió meterse en ese tema nunca más, según el Rey Rojo, era un tema demasiado delicado para que él se enterara.

Las heridas de su pecho y espalda ya habían sanado, quedaba una que otra cicatriz pequeña, pero sinceramente para él simplemente era una mancha imborrable de su piel, era mejor eso a que doliera.

Tenía el cuerpo adolorido, debido a los medicamentos que últimamente estaba tomando por parte de las Curanderas para sanar de forma más rápida, pero debido a eso empezó a encontrarse más cansado físicamente, y al esforzarse tanto físicamente ignorando sus notables señales de cansancio, le provocó uno que otro dolor en las piernas y espalda.

Hizo el esfuerzo de levantarse y asomarse a la ventana, notando como los árboles del alrededor del Castillo empezaban a cambiar, sus hojas empezaron a tomar un color anaranjado, el otoño estaba a la vuelta de la esquina. Giro su cabeza a un lado notando el espejo colgado en la pared, donde se reflejaba su rostro palido, su cabello largo que del crecer durante 4 años y más, sus ojos verdes donde por debajo se notaba una señal oscura, posiblemente ojeras y ver cómo aún estaba vestido con su pijama de dos piezas largo color azul.

Lo que le llamó principalmente la atención, aparte de sus ojeras, fue su cabello, color negro como la noche más oscura, lo tenía largo porque no había tenido tiempo para cortarselo y porque en esos tiempos lo último de importante era su aspecto, y también por deseo de pasar desapercibido, solía tenerlo arramado en una coleta simple, pero ahora mismo estaba suelto y despeinado y con sus rizos estaban fuera de control.
Cada vez era más difícil peinarse, la longitud y sus rizos no ayudaba mucho.

Suspiro y fue a cambiarse, no podía esta todo el día en pijama, se puso su clásica armadura que solía usar de niño, sinceramente de cuando tenía 13 años a su edad actual, 17 años, no había crecido mucho, antes media 1'49 cm y ahora media 1'69 cm, poco la verdad, al menos llegaba al metro y medio. Posiblemente haya sido por culpa de su genética, gracias Rey Rojo.

Vio su capa de cuero mal gastada, con la que llegó al Reino, arrugada debajo de la mesita del cuarto, así que la tomó viendo como algo de la capa caía al suelo, viendo que era una navaja de madera pequeña, en sus tiempos la usaba para pelar frutas, hacer marcas en árboles, cortar cosas, etc.

La tomó abriendola, notandola algo oxidada la parte donde se doblaba, pero su hoja estaba notablemente afilada y hasta brillaba. Con navaja en mano y notando su cabello, mal peinado, se le ocurrió una increíble idea.

Por otro lado la Guardiana seguía con lo suyo, había bajado mucho de habilidad y de esfuerzo físico, así que aplicó una rutina de mañana y noche, todas las mañanas salir a correr y hacer algo de ejercicio, cosa que haría igual a la noche.

Después de su rutina fue a darse un baño, porque decir que olía sudor era quedarse corto, se puso su armadura con su casco, tomó su espada y se dirigió a la habitación de su protegido.

Habían pasado tanto tiempo, según el acuerdo que se mantuvo ella y el Rey fue cuidar a su hijo menor hasta que este cumpliera la mayoría de edad, 18 años, después de eso, se le otorgaría su recompensa, que no era nada pequeña, y ella sería libre de cualquier relación con la realeza.

୨👑୧ Des-Aventuras con la Realeza ❀ ;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora