୨👑୧ Des-Aventuras con la Realeza ❀ ;

─ Capítulo 3: Recuerdos y heridas abiertas.

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─ Capítulo III;

Era un bonito día, aunque hoy sería un día diferente, ya que Armida tenía que volver a su aldea, solo era algo temporal, ya volvería al Reino Rojo.

Pero esta vez el Principito iba a acompañarla, ¿por qué? Exactamente, no había razón, el Principito quería y ya, tampoco es que hubiera tenido que hacer más cosas.

Iban en Carroza con el nombre de la familia real, era aburrido, pero sinceramente el tiempo se le pasó volando hablando con su Guardiana. Ambos iban con la ropa de batallas, pero la única excepción era el Principito con una coleta baja.

— Rea, deberías simplemente haber dicho que no, no lanzarle un jarrón a la cabeza. —

— No fue mi culpa, yo solo golpee el estante, que se cayera el jarrón también no fue mi culpa. —

Mentira, sabía que el jarrón estaba ahí y lo hizo con más ganas.
Sin duda, las aventuras del Principito esos 5 años, realmente 4 años y varios meses, que estuvo totalmente solo, eran para escribirlos en un libro de comedia.

— Bueno, pero dime, ¿cómo fue criar a los niños? —

— Más fácil de lo que yo creía, sumando de que muchos no tenían más de 6 años, pues ayudaba. —

— Disculpe por interrumpir, pero ya hemos llegado. —

Con eso, el Guardia esqueleto abrió la puerta dejando pasar al Principito y su Guardiana.
Estaban a las puertas de una aldea, también estaban los 4 héroes de esa aldea.

— ¡Es un placer recibiros mi realeza roja! —

Exclamó el Rey Bárbaro acercándose al hijo del rey rojo y dándole un apretón de manos amistoso.

— El placer es todo mio. —

Respondió este revolviendo el apretón.
Los restantes 3 héroes saludaron al Príncipe Rojo y finalmente lo dejaron en paz, solo físicamente, le tendrían un ojo encima, por si acaso.

— Vaya, me siento como si fuera a conocer a tu familia. —

— Es que vamos a ir a ver a mi familia. —

— … —

— No te preocupes, ya habrán oído de ti, además, también les hable de ti por cartas. —

— ¡Espera! No les traje nada, ¿creerán que soy un malagradecido? Realmente te aprecio y no quiero que parezca que no lo hago…  —

— Rea, deja de preocuparte, ellos son buena gente. —

Esperaba que realmente fuera así. Llegaron a la casa de unos aldeanos, dejando ver 2 de ellos, ya mayores y algo bajitos, un poco más altos que el Principito.

— ¡Armida, mi niña! ¿Cómo te fue el cam-

Se callo automáticamente cuando vio al Príncipe Rojo al lado de su hija. Miró con incredulidad a su mujer.

— Eh, bueno padre, te presento a Reagan Russell, el hijo del Rey Rojo. —

El mencionado levantó la mano y la sacudió de lado a lado, en señal de saludo.

Ambos padres no sabían como responder, pero no tardaron en hacerlo e invitarlos a pasar a dentro.
El Principito aprovecho para mirar por dentro, vio fotos, recuerdos, decoraciones, le llamo la atencion una foto de un niño peli negro en la estanteria, habia flores a sus lados del retrato, muchas secas.
Vio fotos familiares, donde había una Armida más pequeña de cabellos largos como el oro.