Capitulo #29

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Una hora y media más tarde, Mile y Delia regresaron a casa. Ambos sonrientes mientras Delia levantaba la enorme bolsa con el botín que había recogido.

—¿Ya habéis terminado? —preguntó Nattawin.
—No creo que entren más caramelos en esa bolsa. —mile miró el cuenco vacío—. ¿En serio se lo han llevado todo? —Su voz parecía triste.

Le mostró el contenido del bolsillo de su jersey: un puñado de chocolatinas variadas.

—Te he guardado unas cuantas —dijo Nattawin guiñándole un ojo.

—¡Gracias! Cómo me conoces, me pierde el dulce. —Le agarró la mano—. Entremos y acostemos a Delia, si te apetece, luego podemos abrir una botella de vino.
Un pequeño escalofrío recorrió la espalda de natt.

—Eso suena maravilloso.

Los tres entraron en la casa. Delia protestó cuando Clay le quitó la bolsa de los caramelos.

—¡Papi! Eso es mío.

—Lo sé. Y mañana te lo devolveré. Por esta noche ya has comido demasiados caramelos.

—Está bien… Pero no me robes ninguno —le advirtió Delia señalando con un dedo.

—No lo haré. Te lo prometo. ¿Por qué no subes y te pones el pijama?

—¿Puede ayudarme Natt?

Mile se puso tenso, dudando si a el le gustaría hacerlo o no, pero pronto salió de dudas:

—Claro. Subiré en un minuto para arroparte —contestó natt.

Se sintió feliz de que la niña quisiera que la acompañara. Así que subió tras el y la ayudó a ponerse el pijama y a prepararse para ir a la cama. Ver cómo la pequeña hacía cosas tan insignificantes, como por ejemplo cepillarse los dientes, le resultó muy agradable y le transmitió paz.

Le ayudó a comprender por qué mile se había preocupado tanto de que Delia llegara a encariñarse de el.

—¿Quieres que te quite las trenzas? —preguntó Natt.

—No. Quiero ir con ellas mañana al colegio. —Delia se frotaba los ojos por el cansancio cuando su padre apareció.

—Buenas noches, Delia —dijo natt desde la puerta, viendo cómo Mile se acercaba y arropaba a su hija, admirando de perfil mientras se Inclinaba para besarla en la mejilla. El corazón de Nattawin se derritió por completo.
Después, ambos bajaron de puntillas y agarrados de la mano a la cocina. Mile abrió la botella de vino prometida y sirvió una copa para cada uno. Nattawin le entregó a cambio una chocolatina del bolsillo de su jersey.

—Esta noche me has salvado la vida —dijo mile con ojos brillantes.

—Solo han sido unas trenzas, no tiene importancia.

—Ha sido más que eso. No dudaste en dejarlo todo, subirte a tu coche y venir aquí.

Ambos estaban cerca, mile se pegaba a el apretándolo contra la encimera de la cocina.

—Haría cualquier cosa por ti o por Delia. Los dos me importáis mucho. —Era liberador decir la verdad.

—Tú también me importas. Mucho. —Lo besó suavemente, su lengua recorrió el contorno de su labio inferior—. Quiero que te quedes esta noche.

Tenía tantas ganas de aceptar la invitación

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Tenía tantas ganas de aceptar la invitación. Anhelaba sus besos y sus caricias a todas horas. Sería tan fácil decir que sí y pedirle que lo llevara a su habitación. Pero tenía que estar seguro de que él lo decía de verdad, de que lo que tenían era real.

—Pero… Delia está arriba. No quiero que te olvides de lo que tanto te has esforzado en proteger. Tu hija. Y tu corazón. —natt le acarició el pecho—. Son cosas muy serias.

Él echó la cabeza hacia atrás, pensativo e incluso un poco
melancólico, mostrándole matices del hombre que él era cuando se conocieron.

—Lo sé. Tienes razón, son cosas importantes. —Sus ojos adquirieron un tono aún más oscuro, reflejando su lucha interna.

—Así que tómate un minuto para pensar en cómo será mañana por la mañana cuando se despierte y me vea en casa. Piensa en lo que le dirás, Si cruzamos ese puente, no habrá vuelta atrás. —Nattawin aspiró una bocanada de
aire, nervioso por lo que él pudiera decir—. No pasa nada si me dices que no estás preparado. --Pero lo que no quiero es que mañana me digas que quieres escabullirte de la oficina conmigo o que nos veamos en mi casa a escondidas. --No quiero obligarte a nada, pero creo que me merezco aclarar las cosas. —Contuvo la respiración, sin saber cómo se iba a tomar él el ultimátum.

Nattawin le había sugerido que se tomaran las cosas con calma, pero ahora necesitaba avanzar en su vida.

—Te mereces más que eso. Mucho más —se pronunció él tras un breve silencio.

—¿Y eso qué significa, Mile?

Sin previo aviso, lo estrechó entre sus brazos y lo miró fijamente a los ojos.

—Significa que lo quiero todo contigo Natt..

—Significa que lo quiero todo contigo Natt

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Corto capitulo espero les guste deje sus votos y comentarios ..

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