—¿Tan serio es? ¿Por qué no puedes decirme cómo se ha enterado Miranda?—Hay algo más que eso. Necesito explicarme con calma.
Nattawin ya no sabía qué pensar.—De acuerdo. Volveré a las seis.
Mile miraba el reloj. Nattawin siempre llegaba puntual a todo, y tenía la Sensación de que esa noche no sería una excepción. Lo que iba a decirle le iba a costar mucho.
No le gustaba nada desnudar su alma. Era más fácil si
mantenía sus sentimientos ocultos, de esa manera, nadie podría usarlos en su contra.Pero después de que Miranda dedujera lo que había pasado en Los Ángeles, y de que se enterara de que había terminado con Nattawin allí mismo, su hermana le había insistido. Le dijo que, como mínimo, Nattawin
merecía una explicación completa de por qué actuaba así. También había intentado animarlo a que le diera otra oportunidad a Nattawin. Él no estaba seguro de poder hacerlo. No le parecía inteligente, sobre todo después de
haber cortado por lo sano con el. Sin embargo, siempre había confiado en el buen juicio de su hermana y nunca le había dado malos consejos. Sabía llegar a la raíz de las cosas y, lo que era más importante, lo comprendía
como nadie.Nattawin apareció en su puerta a las seis y dos minutos con una amplia sonrisa y una bolsa con el logotipo de la pastelería de enfrente.
—Los dónuts ya se habían agotado, pero acababan de sacar del horno unas galletas de chocolate gigantes y no he podido resistirme. Si vamos a tener una conversación seria, creo que el azúcar nos vendrá bien.
Por enésima vez, sintió que él era el malo de la película y el el damiselo de buen corazón.
—Muchas gracias. Me vendrá bien para levantar el ánimo. —Se dirigió a la puerta de su despacho y la cerró tras Nattawin—. ¿Puedo ofrecerte algo de beber? —mile tenía una mini nevera bien surtida en su despacho.
—Un poco de agua estaría bien.
Él sacó dos botellas y le entregó una. Aunque mile hubiese
agradecido un buen trago o dos de bourbon para soltarse un poco. Se unió a Astrid en el sofá, sentándose en el extremo opuesto. Nattawin se giró hacia él y subió la pierna al cojín que había entre los dos.—Creo que deberíamos empezar por cómo se enteró tu hermana de lo ocurrido. No se me ocurre cómo ha podido darse cuenta. —Para suavizar el ambiente, le entregó la bolsa de la pastelería después de sacar una galleta para el.
—Cuando tuve la videollamada con Miranda y Delia, me senté en la silla de la esquina de la habitación y tú te levantaste para ir al baño. Había un espejo detrás de mí y ella vio tu reflejo desnudo. Fue solo una fracción de segundo, pero lo vio.
—¡Oh, Dios! ¿Crees que Delia me vio también? Eso sería horrible.
—nattawin pegó un bocado con ansia a su galleta.
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La Alta Socieda
Roman d'amourChispas en la oficina..., ¡fuego en el dormitorio!!! El ex modelo Thailandes Nattawin por fin había encontrado su lugar en Sterling Enterprises, la empresa inmobiliaria de su difunto exmarido. El problema era que Mile Romsaithong, el arquitecto con...