Capitulo #21

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-A mí también -dijo Tara-. Y para que conste, él se enteró de la bodega por mí. Yo era la aficionada al vino en nuestro matrimonio..

Las dos y Nattawin intercambiaron miradas de complicidad. Daba la impresión de que cada vez que se veían aprendían cosas nuevas sobre Johnathon, simplemente por el hecho de pasar tanto tiempo juntas.

 Daba la impresión de que cada vez que se veían aprendían cosas nuevas sobre Johnathon, simplemente por el hecho de pasar tanto tiempo juntas

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-Interesante... Porque él siempre decía que era un experto. -
Nattawin las condujo por su apartamento, de planta abierta y techos altos, hasta llegar al amplio salón con un comedor formal y una cocina gourmet de última generación. En la casa solo había un dormitorio, pero era de grandes dimensiones y maravillosamente de alcorado en tonos crema.

Resultaba tan acogedor que a Nattawin le encantaba tumbarse en aquella cama llena de cojines y mullidos almohadones. El cuarto de baño era tipo spa, con ducha separada y bañera para dos personas. Y el vestidor era tan grande que incluso a ella le costaba llenarlo. Sin embargo, por perfecta que fuera su casa, vivir solo en lo alto de un rascacielos le resultaba triste y Deprimente. A veces se sentía como una principe encerrada en una torre.

-Tu casa es impresionante. -Miranda se sintió atraída por las ventanas del fondo del apartamento. En la vigésima planta, tenía unas vistas increíbles de la ciudad
y la bahía, sobre todo por la noche, cuando
las luces centelleaban como diamantes sobre el cielo nocturno.

-Gracias. Johnathon me lo compró poco después de empezar a salir. Quería que pasara más tiempo en San Diego y yo no quise mudarme con él porque solo nos conocíamos desde hacía un mes. Ahora que lo pienso,
me parece una locura. Miranda asintió y se volvió hacia Nattawin.

-Le gustaba hacer las cosas rápido, ¿verdad? Yo sentí que nuestro noviazgo fue muy rápido. Estábamos saliendo, luego comprometidos y casados, todo en seis meses.
A Nattawin se le revolvió el estómago solo de pensar en aquella secuencia de acontecimientos. En algún momento, Johnathon voló a Thailandia y lo sedujo, sin decir ni pío de su nuevo amor.

-Conmigo no fue así -dijo Tara-. Salimos durante más de un año antes de que me propusiera matrimonio. Ahora sé que algo de eso tuvo que ver con Grant.

-¿En serio? -preguntó Miranda, tomando asiento en el sofá de lino blanco del salón de Nattawin

-Traeré las copas de vino mientras Tara nos cuenta esta historia. Quiero escuchar hasta el último detalle. Miranda, ¿qué te sirvo de beber?

-Agua con gas, si tienes.

-Enseguida. -Nattawinse dirigió al bar, en el lado opuesto de la habitación, y sirvió primero la bebida de Miranda antes de abrir el vino y servirle una copa a Tara y otra a sí mismo. Se sentó con Miranda en el sofá,
mientras que Tara lo hacía en una de las dos sillas de respaldo alto.

-Conocí a Grant y a Johnathon la misma noche -dijo Tara.

-Conocí a Grant y a Johnathon la misma noche -dijo Tara

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