Los pasos de Mayte resonaban con fuerza sobre el suelo de madera, mientras caminaba de un lado al otro en la sala de Isabel. Sus manos temblorosas jugaban con su cabello y su mirada estaba perdida. Isabel la observaba sentada en el sofá, con una ceja alzada y un té en su mano.
"Mayte, ¿puedes parar?", dijo con impaciencia y preocupación. "Me estás poniendo nerviosa y verte así me tiene mareada. ¿Qué te pasa?".
Mayte se detuvo en seco, respiró profundamente y se sentó en el sillón frente a ella. Pasó una se sus manos por su cabello y miró fijamente a su hermana. Finalmente, se armó de valor y confesó lo que había sucedido horas antes.
"Isa... Fer y yo casi nos besamos", habló con su voz temblorosa.
Los ojos de Isabel se abrieron de par en par, al mismo tiempo en el que escupió el té que comenzaba a tomar cuando su hermana habló. La mesa en medio de ambas, quedó salpicada de todo el líquido. Mayte, la miró más nerviosa de lo que estaba.
"¡¿Qué?!", exclamó tosiendo un poco y limpiando su boca con una servilleta.
Isabel dejó la taza sobre la mesa, dio dos palmadas al espacio vacío a su lado, invitando a su hermana a sentarse. Una vez frente a frente, las preguntas no tardaron en llegar.
"¿Cómo pasó? ¿Cuando pasó? ¿Y por qué fue un 'casi' beso?", preguntó con curiosidad, acomodándose mejor para escucharla.
Mayte se preparó para contestar cada pregunta, estaba con muchas emociones encima. Luego de un buen rato, llenó de balbuceos, Mayte le contó cada detalle de lo sucedido en la cocina.
"May, tenias la oportunidad de tu vida, besar a la mujer que te trae babeando desde hace años y la desaprovechaste. No pareces hermana mía", negó suavemente con la cabeza.
"¡Isabel!", dijo en tono fuerte, mirándola seriamente, con una pizca de molestia.
Al ver la angustia de su hermana, Isabel le dejo un suave beso en la frente y le brindó un cálido abrazo. La comprendía, más que nadie en el mundo. Le daba alegría saber que habían dado el primer paso, pero le preocupaba lo que podía pasar entre ambas, le preocupaban los sentimientos de Fernanda hacia Mayte.
"Chiqui, sabes que cuentas conmigo siempre y te apoyaré en cada decisión que tomes. Pero, debes hablar con la Negri, por lo que me cuentas, ella quería besarte tanto como tú querías besarla a ella", acarició con suavidad su brazo.
Mayte soltó un suspiró. "Eso lo veré después, por ahora, quiero ir a mi casa", se levantó del sofá y buscó su bolso que había dejado en el perchero de la entrada.
En la puerta, ambas se fundieron en un abrazo, este un poco más largo que el anterior. "Nos vemos mañana... ah, y yo no desaproveché ninguna oportunidad, la copa se cayó y nos hizo separarnos".
"¿Eso quiere decir que si la hubieras besado?", preguntó, con una sonrisa maliciosa.
Mayte intentó responder, pero ninguna palabra vino a su mente. Negando con la cabeza y contendiendo la gracia que le causaba la expresión de su hermana, salió del hogar y se dirigió a su auto.
Al sentarse en el asiento del conductor, apoyó la cabeza en el volante, los pensamientos giraban en su mente. La imagen de Fernanda frente a ella en la cocina y sus sentimientos hacia ella, se entrelazaban, disparando sus emociones. Después de unos minutos, encendió el motor y se encamino a su casa.
Isabel, por su parte, subió las escaleras de su casa hasta llegar a su habitación, donde su pareja la esperaba despierta. La miró con una sutil sonrisa, sentada en la cama, pasando un poco de crema por sus piernas.
"Amor, ¿todo bien?", preguntó suavemente, notando la preocupación en su rostro. Dejó la crema en la mesita de noche y la observó sentarse a su lado en la cama.
"Estoy preocupada por May", comenzó a retirar los accesorios que adornaban su cuerpo.
Pasando lentamente su mano por la espalda de Isabel, preguntó: "¿Qué pasa con mi cuñada favorita?".
Isabel volteó para verla a los ojos. "Casi se besa con Fer... en la cocina".Ilse abrió sus ojos sorprendida, a la vez confundida. "No sabía que Maytis y rizos estaban enamoradas".
"No sé si Fer lo esté, pero May lo está desde hace mucho tiempo. No ha sido nada fácil para ella", suspiró, recordando los momentos llenos de tristeza de su hermana.
Ilse tomó de la barbilla a Isabel y la acercó para besarla. "Tranquila, mi Isabelita. Si quieres mañana mismo hablo con rizos hidratados y le pregunto que intenciones tiene con mi cuñada".
Isabel soltó una pequeña risa, agradecida por el humor de su novia.
"Yo creo que lo mejor es no meternos. No te niego que me preocupan, pero he sido testigo de lo mucho que May ha sufrido por este amor y no me gustaría que Fernanda la ilusionara o algo parecido. Te recuerdo que está casada".
"Estoy de acuerdo contigo, mi amor. Pero, ¿y si mejor nos dormimos? Tome mucho tequila y me duele la cabeza. Mañana seguimos hablando de ese par de enamoradas".
La noche avanzó, y mientras Isabel se acurrucaba junto a Ilse, sus inquietantes pensamientos comenzaban a desaparecer. La calidez de Ilse, lograba hacerla sentir en paz.
Finalmente, Isabel se encontraba cerrando los ojos completamente agotada. Las reuniones con sus amigos lograban quitarle toda su energía.
Mayte, una vez en su casa, envuelta en su supina soledad, se acomodó sobre su cama, abrazando con fuerza a uno de sus tantos peluches de Igor. Un par de lágrimas rodaron por sus mejillas, mientras su mente se llenaba de recuerdos.
Aún recordaba la reacción de su hermana cuando logró confesarse su amor por Fernanda, ese amor que ha llevado guardado con ella como su secreto más valioso.
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ERES TODO PARA MÍ
FanfictionSolo bastó con un pequeño encuentro para que sus sentimientos despertaran...