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Mayte y Fernanda salieron de la cafetería un rato después, queriendo convivir un momento juntas. Cuando regresaron al hotel, Mayte se fue directamente hacia su habitación, allí, se dejó caer sobre la cama, cerrando los ojos con la esperanza de que el sueño la reclamara pronto. Sentía la pesadez de su noche en vela sobre ella y solo pensaba en llamar a Fernanda para que fuera a dormir con ella. Mientras intentaba relajarse, recordó que Paloma le había pedido hablar con ella. Era un pedido que no podía ignorar, así que se levantó, se arregló un poco y salió rumbo a la habitación de la joven, resignada a no dormir.

Al llegar, tocó suavemente la puerta. Paloma abrió y la invitó a pasar con una sonrisa tímida. Se sentaron juntas en la cama. "Madrina, ¿sabes quién es la persona de la cual está enamorada mi mamá?", preguntó de repente, mirando fijamente a Mayte.

Mayte sintió que su corazón se aceleraba. Su rostro se tensó y su mente buscó rápidamente la mejor manera de responder sin revelar demasiado. Respiró hondo y le respondió con la mayor calma que pudo reunir. "Sí, lo sé, pero no puedo decirte nada más por ahora".

Paloma suspiró, bajando la mirada hacia sus manos. "Quiero que mi mamá sea feliz y me angustia un poco no saber quien es esa personas, si la quiere realmente o no".

Mayte sintió un nudo en la garganta al escuchar aquellas palabras tan sinceras y llenas de preocupación. Sin pensarlo dos veces, rodeó a su ahijada con sus brazos en un cálido abrazo. "La ama demasiado...", le dijo suavemente, acariciando su cabello. "Y hará todo lo posible por hacerla feliz".

Paloma se separó, mirándola un poco confundida. "¿Cómo puedes estar tan segura de eso, May?".

"Simplemente lo sé. No te preocupes tanto por tu mamá, Palomita, te aseguro que ella estará bien", dijo Mayte, mirándola con una sonrisa.

Mayte la abrazó de nuevo, deseando poder ofrecerle más consuelo y claridad, pero sabiendo que, por el momento, había hecho lo mejor que podía.

Cuando la conversación llegó a su fin, Mayte salió de la habitación sintiéndose mal, con el peso de su pequeña mentira aplastándola. No podía evitar sentir que había traicionado la confianza de su ahijada, aunque sabía que la verdad podía causar más daño. Con esos pensamientos rondando su mente, se dirigió a la habitación de Isabel en busca de consuelo.

Tocó suavemente la puerta e Isabel le abrió casi de inmediato, notando la preocupación en el rostro de Mayte. "¿Qué tienes, chi?", preguntó con suavidad, invitándola a entrar.

Mayte se dejó caer en la cama boca abajo y comenzó a contarle todo. Primero le relató lo sucedido con Mimi, luego, le habló de la reciente conversación con Paloma. "¡Le mentí a Palomita, mi ahijada, la hija de Fer!. Me siento horrible".

"Hiciste lo mejor, chiqui. María y Paloma apenas están procesando el divorcio de sus papás como par agregarle una noticia como esa. Hay que esperar", le dijo, tratando de consolarla.

Mientras Mayte seguía hablando, Isabel sacó su celular y escribió rápidamente un mensaje para Fernanda. Se quedaron en silencio por un momento, Mayte abrazada a una almohada e Isabel sentada a su lado, acariciando suavemente su espalda. Minutos después, el sonido de Fernanda tocando la puerta rompió el silencio.

Isabel se levantó y abrió la puerta. Fernanda entró con una sonrisa en el rostro, pero al ver a Mayte recostada boca abajo en la cama, su expresión cambió a una de confusión y preocupación.

"Hola, mi May", saludó Fernanda, mirándola con su cabeza inclinada. "¿Qué le pasa?", preguntó, mirando a Isabel en busca de una explicación.

"Tuvo una conversación con Paloma y se sintió mal por mentirle sobre su relación contigo", explicó Isabel brevemente.

ERES TODO PARA MÍ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora