El día del tan anhelado concierto había llegado. La semana entes transcurrió con la mayor normalidad posible. Tanto Mayte como Fernanda, se concentraron en las cosas cotidianas de sus vidas, intentando olvidar aquella noche en la cual sus cuerpos se unieron como piezas perfectas.
Poco antes del medio día, Mayte llegó a la casa de su hermana para los últimos ajustes de sus vestuarios. El concierto tenía que salir a la perfección, ningún detalle podía dejarse pasar.
La puerta se abrió rápidamente, revelando a Ilse con una amplia sonrisa. Por segundos, casi fugaces, detalló a su cuñada. Su cabello estaba mucho más rojo que hace unos días y su rostro se veía perfectamente cuidado.
"Maytecita, que bueno que ya llegaste. Están terminando con Isabelita, luego sigues tú", dijo, dejando un beso en su mejilla.
Mayte asintió suavemente, correspondió al saludo de Ilse y luego se adentró a la casa. Saludó a todos los presentes con una cálida sonrisa, luego su mirada se posó sobre su hermana, quien estaba probándose la última opción para utilizar esa noche.
Las telas de color dorado y las lentejuelas, brillaban bajo la luz natural que inundaba la habitación. Isabel se miraba sonriente al espejo, admirando cada detalle de la ropa sobre su cuerpo.
"Me gusta, hasta ahora este es mi favorito. ¿Qué opinas, güerita?", preguntó, mirando a su novia, que daba un suave sorbo a su taza de café.
"A mí me fascina, pero tienes que ver si puedes mover bien tu botecito", dijo, observándola determinadamente desde atrás.
Mayte, ignorando la interacción entre la pareja, se dirigió al amplio estante de la sala, donde estaban todas las bebidas. Se sirvió una copa de vino, intentando calmar sus nervios por ver a Fernanda luego de aquel beso en el baño del restaurante.
El vino se deslizaba rápidamente por su garganta, mientras daba un sorbo tras otro. Su mirada se encontraba perdida, completamente sumergida en sus pensamientos.
Isabel miró a su hermana con una ceja alzada y sus brazos cruzados. "¡Oye, Mayte! Bájale que no estás tomando agua.
Mayte se encogió de hombros, restándole importancia a las palabras de su hermana. "Ay, Isabel, déjame tranquila. La ansiedad me va a matar. ¿Cómo voy a ver a Fernanda después de todo lo que ha pasado?...".
Hasta ese momento, Mayte se percató de la presencia de Mimi, quien puso una cara de confusión cuando de los labios de Mayte, escapó el nombre de Fernanda. La mirada de su compañera sobre ella, la hizo mantenerse en silencio.
Ilse, notando la tensión que se estaba creando en el ambiente, se acercó a Mayte y le quitó la copa con cuidado. "Mejor ven a ver estos accesorios, vi algunos perfectos para ti".
Mayte asintió y se acercó a su cuñada, buscando distraerse. Los asistentes y diseñadores se movían cómodamente por toda la sala, ajustando algunos trajes, mientras Mayte se probaba unos aretes dorados que Ilse había apartado para ella.
Minutos después, Fernanda finalmente llegó y la tensión aumentó. El corazón de Mayte comenzó a latir con fuerza, mientras escuchaba la suave voz de su negrita. Fernanda, con esa sencillez que la caracteriza, entró con una luminosa sonrisa.
Cuando se acercó a Mayte para saludarla, pudo notar como la piel ajena se erizaba ante el contacto.
"Hola, May", dijo suavemente, buscando conectar sus miradas.
"Hola", respondió lo más neutral posible, intentando mantenerse tranquila.
Los minutos pasaron y los preparativos continuaron. Mayte comenzó a prepararse para su prueba de vestuario, luego de que Isabel terminara eligiendo la última opción para usar como primer cambio.
Mayte trataba de concentrarse en los ajustes de su vestuario, pero no podía pasar desapercibido la intensa mirada de Fernanda sobre ella. Sus ojos fijos en ella, solo lograban recordarle cada momento de aquella noche.
La mezcla de emociones comenzaba a abrumarla y no le permitía concentrarse en nada. Pensaba en Fernanda, en Héctor, en la hijas de ambos, en Pandora, en su público. Sentía que podía derrumbarse en cualquier momento.
Isabel, notando el comportamiento de su hermana, comenzó a chasquear sus dedos frente a sus ojos, buscando llamar su atención. Cuando finalmente su hermana reaccionó, Isabel habló. "¡Mayte, te están hablando!".
La asistente de vestuario algo incómoda por la situación, suspiró antes de preguntar: "¿Está bien así? ¿O lo ajustó un poco más?".
Mayte detallando el vestuario que envolvía su cuerpo, respondió: "Un poco más ajustado estaría perfecto", fijo su mirada en el espejo frente a ella, mientras sentía el traje apretándose más a su cuerpo.
Luego de que Mayte terminara, el turno fue de Fernanda, quien no lograba decidirse por lo fascinada que estaba con cada prenda que se probaba. Modelaba frente a sus compañeras para que la ayudaran a decidir, a excepción de Mayte, que evitaba prestarle atención mirando su celular. Pero por momentos su mirada se posicionaba sobre ella, esbozando una sonrisa por lo hermosa que lucía.
Luego de una hora, con cada una satisfecha por sus elecciones de vestuario, las cinco mujeres se dirigieron a almorzar en un restaurante cerca de la casa de Isabel.
El ambiente era relajado. A pesar de que algunas personas las habían reconocido, respetaron el momento de las mujeres y se limitaron a acercarse a ellas. Solo las veían charlar entre risas.
Tomaron asiento en una mesa grande cerca de la ventana, y rápidamente el camarero se acercó para tomar sus pedidos. Mayte se sentó frente a Fernanda, tratando de mantener la compostura. A pesar de la tranquilidad del lugar, sentía un nudo en el estómago.
Las conversaciones fluían de manera natural entre ellas. Hablaban sobre los nervios que sentían por el concierto de esa noche. Pero Mayte, no podía evitar notar la cercanía entre Fernanda y Mimi. Las risas y los susurros entre ellas la llenaban de incomodidad.
Sabia que ambas tenían una amistad especial, pero no podía evitar sentir una especie de celos. Buscando ignorarlas, enfocó sus ojos en la puerta del restaurante, donde un hombre con un estilo particular, ingresaba con una pequeña sonrisa.
"Fernando....", susurró Mayte con una sonrisa, viendo al hombre acercarse a su mesa.
"María Teresa Lascurain", dijo el hombre, abriendo sus brazos para abrazarla.
Mayte se levantó y correspondió al abrazo con alegría. La tensión que había sentido se desvaneció momentáneamente en la calidez del encuentro.
"¡Qué alegría verte!," dijo con emoción, dejando un beso en la mejilla del hombre.
"Lo mismo digo, estás guapísima", colocó delicadamente un mechón detrás de su oreja.
Isabel se levantó cuidadosamente de su asiento y se acercó posando sus manos sobre los hombros de su hermana. "No puede ser, mi queridísimo Fernando Iriarte", sonrió alegremente.
Él la abrazó con fuerza, mirando a las otras mujeres en la mesa. "Bueno, mi plan era verlas esta noche en el concierto, pero esto es mucho mejor".
"¿Cómo? ¿Vas a ir al concierto? ¡Que padre, mi Fa!", dijo Mayte, acariciando el brazo del hombre amablemente.
Después de haber saludado a Fernanda, Ilse y Mimi, quienes estaban un poco incomodas por la interacción de sus dos compañeras con el hombre, él se volvió hacia Mayte con una sonrisa.
"¿Te gustaría tomarte una copa y ponernos al día?", preguntó, señalando una mesa más adelante.
Mayte aceptó gustosa, con una gran
sonrisa y después de disculparse con sus compañeras, se dirigió con Fernando a otra mesa.
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ERES TODO PARA MÍ
FanfictionSolo bastó con un pequeño encuentro para que sus sentimientos despertaran...