• XXII

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La luz del amanecer se filtraba a través de las cortinas cuando Fernanda se despertó. Se desperezó lentamente, sintiendo el peso de lo sucedido recientemente en sus hombros. Su aún esposo, se había marchado temprano al trabajo, dejándole un breve beso en su mejilla. Fernanda se dirigió a la cocina, decidida a preparar un buen desayuno para María y para ella misma. A pesar de todo, tenía ánimos de preparar algo delicioso.

Luego de haber preparado con dedicación la comida, Fernanda se sentó en  la mesa con una taza en las manos, disfrutando del silencio matutino. La noches anterior no había logrado dormir lo suficiente, culpa de una idea que rondaba por su cabeza sin parar. Al rato, escuchó pasos ligeros en la escalera. Su hija apareció en la cocina, todavía somnolienta.

Comieron en silencio, cada una perdida en sus pensamientos. Finalmente, María rompió el silencio, tomando la mano de su madre con cariño. "Ma, quiero que sepas que siempre te voy a apoyar y estaré aquí para ti", dijo suavemente, sus ojos brillando con sinceridad. "Pero entiende que por ahora es muy difícil para mí asimilar todo esto. Haré lo posible por entender tu relación con May".

Fernanda sonrió y apretó la mano de su hija. "Gracias, mi amor. Me alegra escuchar eso. Confío en que con el tiempo todo mejorará".

Se abrazaron, encontrando consuelo en la cercanía. Más tarde, Fernanda y María se dirigieron a la casa de Mayte para buscar a Paloma, Fernanda estaba angustiada por ella. Al llegar, fue Gaby quien les abrió la puerta, ya que Mayte se estaba duchando.

"¡Hola, hola! Pasen, May está un poquito ocupada, pero ahora viene", dijo Gaby con una sonrisa amable.

Ambas entraron. Paloma estaba sentada en el sofá, revisando su celular. Al ver a su madre, se levantó y se abrazaron fuertemente.

"¿Cómo estás?", preguntó Fernanda, mirando a su hija con preocupación.

"Mejor", respondió la joven, recibiendo un beso en la frente.

Gaby, sintiendo que Mayte y Fernanda necesitaban tiempo a solas, propuso a las hijas de Fernanda salir un rato y ambas aceptaron con un poco de ánimo. Gaby, agarró su bolso y se acercó a Fernanda.

"¿Me prestas tu coche, cuñadita?", preguntó con una sonrisa, extendiendo su mano hacia Fernanda.

"Cómprate el tuyo, María Gabriela" dijo entre risas, negando suavemente con la cabeza. "Aquí tienes", dejó las llaves sobre la palma de la mano de Gaby.

Una vez las tres mujeres se fueron, Fernanda se dirigió a la habitación de Mayte, sintiendo el peso del estrés acumulado. Se dejó caer sobre la cama, abrazando una de las almohadas y aspirando el aroma de Mayte. Minutos después, Mayte salió del baño, sorprendida al encontrar a Fernanda en su cama.

"Negrita, ¿cómo estás?", preguntó Mayte, dejando un beso en la mejilla de Fernanda.

"Mal... por toda esta situación, por ver a mis hijas así, pero también con un peso menos encima", respondió, cerrando los ojos para disfrutar el momento.

Mayte se sentó cuidadosamente a su lado. "Todo poco a poco, negrita. Lo importante es que ya fuiste sincera".

Mayte comenzó a vestirse mientras Fernanda le hablaba, contándole cómo había sido la noche anterior con sus hijas, antes de que Paloma se fuera. De repente, el celular de ambas sonó. Era un mensaje del grupo de trabajo, anunciando una presentación privada en la fiesta de una empresa. Fernanda suspiró, sintiéndose abrumada.

"No tengo ánimos de dar ningún show, ya no siento lo mismo en el escenario", confesó Fernanda. "Quiero dejar la gira, May... el grupo, todo. No me siento bien para seguir y menos con esa actitud de Rocío hacia mí. Lo único que quiero es estar contigo, compartir juntas y hacer cosas nuevas".

Mayte sintió un dolor familiar, recordando aquel momento en 1989, cuando Fernanda abandonó el grupo por primera vez. Sin embargo, esta vez decidió manejarlo de manera diferente. Tomó el rostro de Fernanda entre sus manos y le habló con suavidad.

"Si eso es lo que realmente quieres, te apoyo. Pero piensa bien, Fer. Te he estado observando mucho estos días y creo que lo que sientes es estrés acumulado, falta de descanso, por lo que ha sucedido en nuestras vidas últimamente. Has estado evitando enfrentarlo, concentrándote mucho en mí, pero necesitas tiempo para ti misma, para distraerte y consentirte".

Fernanda la miró a los ojos y suspiró. "May, yo vine a buscar a Paloma y a llenarte de besos, no a que me hagas una sesión terapéutica", hizo una mueca.

Mayte rió y le dejó un corto beso en los labios. Su teléfono fijo comenzó a sonar y ella se acercó a contestar la llamada. Mayte escuchó con atención a Isabel y una sonrisa se formó en sus labios al escuchar la propuesta de su hermana para celebrar el aniversario 39 de Pandora, que se aproximaba.

Fernanda suspiró al escuchar a Mayte. "No quiero celebrar, May. Estoy muy cansada y sin ánimos de nada. Lo único que quiero es estar contigo. ¿Y si mejor nos vamos lejos?", propuso, mirándola con una sonrisa.

Mayte sonrió suavemente. "Claro que no, Fer. No podemos, tenemos mucho trabajo".

"Salgámonos de Pandora y nos vamos a donde se nos pegue la gana, sin tener que rendirle cuentas a nadie" sonrió de lado y se levantó, acercándose a ella. "May, estoy muy segura de lo que quiero y salirme del grupo ha estado en mis planes desde hace un tiempo..."

Mayte la miró con una expresión de sorpresa en su rostro. "¿Es neta lo que me estás diciendo? ¿De verdad quieres irte del grupo?".

Fernanda suspiró y se alejó un poco. "Sí, mi May. No solo quiero irme del grupo, también quiero irme del país... Necesitamos alejarnos de todo para encontrar nuestra felicidad. Amo Pandora, pero me cansa cada día y nos limita mucho.... Vámonos. Iniciemos juntas un nuevo capítulo en nuestras vidas".

Mayte comenzó a jugar a nerviosamente con sus manos y su rostro se tensó. "¿Salir de Pandora?... Yo... no, Fernanda. Yo no quiero salirme de Pandora, mucho menos irme del país".

Fernanda no se sorprendió, pero aún así esas palabras la golpearon con fuerza. "¿No estás dispuesta a hacer ningún sacrificio por nosotras?", el silencio fue la respuesta su pregunta. "No, no lo estás".

"Fer, entiéndeme. Irse así, de repente, me parece extremo. Podemos hacer un viaje, pero dejarlo todo no", hizo una pausa, buscando las palabras correctas. "Tengo mi casa, mi familia, mis amigos, mi carrera... mi vida está aquí, negrita. Y aunque te amo, no puedo simplemente abandonarlo todo".

Fernanda, frustrada, respondió con tristeza: "Yo también tengo todo eso, Mayte. Pero por ti, por nuestra felicidad, por nuestra paz, estoy dispuesta a dejarlo todo, pero tú..."

Mayte la interrumpió rápidamente. "No estás pensando las cosas con claridad, Fernanda. Estás siendo muy impulsiva".

Fernanda, tras un suspiro, respondió: "Aún no estás lista para una relación sería, ¿verdad?", notó como Mayte se tensaba. "Lo entiendo... pero no puedo esperarte, May".

Mayte sintió un dolor profundo al escuchar esas palabras. Aunque no compartía completamente la visión de Fernanda, no quería perderla.

"Perdóname por ser tan insegura. No quiero que te sientas mal por mi culpa", suspiró. "No sé cómo manejar esto. Te amo, pero me estás poniendo en una situación muy difícil".

Se quedaron en silencio por un momento, hasta que Fernanda habló. "No puedo arrastrarte a algo que no quieres, sería muy egoísta de mi parte.... Lo siento, pero yo sí me voy. Necesito esto para estar bien", las lágrimas comenzaron a recorrer sus mejillas.

"No hagas esto, por favor. Yo te necesito, Fernanda. Eres todo para mí..." murmuró Mayte, con la voz quebrada y el corazón roto.

Fernanda, con una sonrisa torcida y sus lágrimas aún cayendo, se acercó a Mayte y le dejó un beso en la frente. Al salir de la habitación, se encontró con las tres mujeres que ya habían llegado de su corta salida, y Fernanda al verlas, se acercó a Gaby y le pidió las llaves de su auto. Ella se las entregó sin hacer preguntas, pero su mirada reflejaba preocupación.

ERES TODO PARA MÍ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora