• XVII

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Fernanda llegó a la casa de Mayte, detuvo el auto frente a la entrada y, con manos temblorosas, sacó su teléfono. Marcó el número de Mayte y esperó ansiosa. Mayte bajó rápidamente las escaleras y abrió la puerta. Al encontrarse sus ojos, una sonrisa se extendió por el rostro de ambas mujeres, llena de complicidad.

"Hola," dijo Mayte, sintiendo una paz inmensa al verla.

"Hola," respondió Fernanda, acercándose y dándole un beso fugaz en los labios. "Estás muy bonita, mi May".

"Gracias," respondió Mayte, sonriendo y tomando la mano de Fernanda para guiarla dentro de la casa.

Una vez dentro, el ambiente se volvió más íntimo y relajado. Fernanda dejó su bolso en el sofá y se giró para abrazar a Mayte, disfrutando del calor de su cuerpo.

"Te juro que no quiero separarme de ti ni un segundo", susurró Fernanda, apoyando la cabeza en el hombro de Mayte.

"Yo tampoco quisiera. Te necesito, Fer, no solo esta noche, sino siempre", dijo con cierta tristeza.

"Bueno, estás de suerte, mi May. Le pedí el divorcio a Héctor", dejó un beso en el cuello de Mayte y se alejó en busca de una botella de vino.

Mayte al escucharla la miró con los ojos muy abiertos y caminó detrás de ella. Espero a que Fernanda terminara de servir las dos copas de vino para iniciar la conversación.

Bebieron en silencio por un momento, disfrutando de la compañía mutua, hasta que Mayte interrumpió. "¿Me cuentas lo que pasó con Héctor?", preguntó, comenzando a jugar con su cabello, mirándola atentamente.

Fernanda se removió un poco y suspiró. "Bueno... quiso hacer el amor conmigo y se molestó un poco porque no quise. Iba a inventar una excusa como siempre, pero me cansé, May. Le pedí el divorcio y le dije que estaba enamorada de otra persona.."

Mayte sintió pesar por Héctor, pero también una alegría interna por saber que Fernanda había dado un paso importante en su vida, en la relación de ambas. "No será fácil para él, negrita, pero tendrá que asimilarlo.".

"Así es, May. Pero ya no hablemos de eso", dijo Fernanda, sonriendo. "Quiero concentrarme en ti, en nosotras."

Los labios de Fernanda buscaron los de Mayte con ansias, explorando cada rincón con devoción. Mayte respondió con pasión, entregándose por completo al beso, sintiendo la electricidad recorrer su cuerpo con cada contacto.

Entre susurros y gemidos ahogados, se perdieron en el éxtasis del momento, sin preocuparse por nada más que el placer compartido. Sus manos se deslizaron con destreza sobre la piel desnuda, sintiendo el deseo creciente.

"Te amo, mi negrita hermosa," susurró Mayte entre besos, sus palabras cargadas de emoción y ternura.

Fernanda respondió con un suspiro de placer, con sus ojos brillando de amor. "Y yo a ti, mi May. Te amo más de lo que puedo expresar con palabras".

Se entregaron la una a la otra con una pasión desenfrenada, quedando sin aliento. Se abrazaron con fuerza, sumergidas en la calidez del momento.

"Es bueno estar así contigo," susurró Mayte, acariciando el cabello de Fernanda, quien estaba cómodamente recostada en su pecho, con sus ojos cerrados de cansancio.

"¿Así como? ¿Desnudas? Sí, es muy bueno", dijo con una sonrisa, ganándose un pequeño golpe y risas por parte de Mayte.

"Amo todo de ti, negrita. Soy capaz hasta de casarme contigo y sabes que eso es algo que no volvería hacer. Pero me tienes tan enamorada que soy capaz de eso y más".

Fernanda la miró a los ojos rápidamente, atrapando su labio inferior entre sus dientes. "No me digas eso, porque mañana mismo me divorcio y te pido matrimonio".

ERES TODO PARA MÍ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora