t r e i n t a y c u a t r o - Epifanía

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Epifanía: Un momento de sorpresiva revelación.

-Porque los argumentos que Michael utilizó para meterme estas ideas a la cabeza son muy válidos-.

-¿Qué es lo peor que este entrenador de tercera pudo haberte dicho?-.

Decido dejar a Michael plantado y vuelvo por mi cuenta hacia la pista. Fernando me acompaña y escucha una recreación de la conversación de Michael y mi relación con Peter. Al llegar a la pista, está listo para dar su veredicto.

-Debo reconocer que Michael usó unos muy buenos argumentos que quedan al cien con tu relación con Peter. Y también que, desde aquel día, su relación no ha sido la misma. Conociendo a Peter, no es posible que pierda el interés en ti solo porque no hubo... Sexo. Pero los chicos somos muy raros en el amor, así que tal vez, sólo tal vez, pueda ser que Michael tiene razón-.

-Eso no me ayuda mucho-.

-Nadie puede decidir por ti. Tú eres la que siente algo por el y la participe de la relación. Claro que el rompimiento podría cambiar amistades y sentimientos. Pero, ¿Eso que importa? Es tu felicidad-. Entramos a la pista.

-No sé que voy a hacer-.

-Siempre contarás conmigo. Y las chicas. Así que decide lo que crees que es lo mejor para ti-. Me da una palmadita en el hombro y se aleja. Miro a Michael y Peter charlando, y decido acercarme. Seguro están hablando de que desaparecí.

-Hey- digo.

-¿Ves? Te dije que no te preocuparas. Ya apareció- dice Peter.

-Así es cariño, no...-. ¿Es Peter el que dijo eso? -Espera, ¿Qué?-.

-Pase por ti al restaurante y no estabas. Le llame a Peter, y me dijo que me estaba preocupando demasiado- explica Michael.

-Y le dije que no se preocupara. Que para eso tenias un novio-.

-Pues así que digas preocupado, no creo-. Lo miro y él arquea una ceja. Mala idea.

-No cuestiones mi forma de ser un novio- dice, y después me da un beso en los labios. Pero no puedo llamarlo beso. Más bien, es una marcada de territorio. Agresiva. Intento alejarme, pero no lo consigo hasta después de unos segundos. Él sonríe y se aleja. Lo miro irse con una mueca enorme y los ojos como platos. Luego miro a Michael, que está igual.

-¿Decías que me darías la mañana libre?-. Él asiente con una mirada de complicidad.

El despertador suena tan fuerte que me escondo debajo de la almohada. Entonces recuerdo que el despertador está programado una hora tarde y me levanto. Camino lentamente al baño y cuento hasta el tres. Cuando terminó la cuenta, la puerta se abre con gritos.
-¡Mía!- grita Michael. Suspiro y camino lentamente hacia la puerta.

-Me martilla la cabeza. Cállate.- digo sobándome la cabeza. Abro los ojos y miro a Lina con cara de harta y Fernando y Michael con cara de preocupación.

-¿La ves?- dice Fernando neurótico.

-Estoy bien. Ya les dije que sólo era...- ni siquiera termino la frase cuando me dejo caer en el suelo. Siento que alguien me sostiene y recupero la confianza.

-¿Cariño, puedes oirme?- dice Lina preocupada. Me quejó mientras Michael me deja en mi cama.

-Si dijiste algo...- comienzo, pero comienzo a toser. -Te escuche-.

-Estás helada. No puedes salir-.

-Tengo que Michael con entrenar-. Michael sonríe y Fernando se lleva la mano a la cara. Lina parpadea rápidamente.

Deseos de Hielo (Hielo II) [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora