c u a r e n t a y n u e v e - Un momento como este (Maratón 2/3)

25 1 0
                                    

Michael toca la puerta. El corazón me martilla a mil por hora con el sudor a flor de piel.

—Voy— grita alguien desde el interior. Karla.

La puerta se abre con dos personas. Madison y Karla. Ambas se quedan perplejas al verme. Las raíces castañas del cabello de Madison sobresale por su cabello azul. Michael sonríe inocentemente.

—Me la encontré por ahí—. Las dos se miran y asienten. Karla cierra la puerta.

Cerró la puerta en mi cara. Genial, ahora siento que me han abofeteado. Me acerco a la puerta.

—Vamos chicas. Soy... yo— digo con la voz apagada. No tengo respuesta.

—Bueno, yo no quería hacer esto—. Michael saca sus llaves y abre la puerta.

—Sabes, eso nos pudo haber ahorrado muchas cosas—.

Las chicas ya no están. En tres segundos se tele transportaron a otro lado. Pero yo estoy más ocupada mirando el departamento. Esta ordenado, limpio y reluciente. El ventanal tiene unas cortinas nuevas color hueso, abiertas de par en par. Hay unas cosas tiradas, como maquillaje o cepillos. Pero por lo demás, sigue estando tan precioso como lo recordaba. Hay algunas cajas abiertas, me pregunto que serán.

—Sé que están ahí— digo en voz alta, sin esperar respuesta. Voces confusas se escuchan al interior de la cocina, junto con el ruido de platos.

Unos cuantos segundos después, la puerta de la cocina se abre.

Una chica pequeña, rubia, y con una enorme panza me mira sonriendo.

—Eres tú— dice Vanessa con una sonrisa. Sonrío yo también.

—Siempre—.

Yo soy la que acerca para abrazarla, porque ella apenas puede caminar. Le doy un abrazo fuerte, pero el pequeño bebé nos da una corta distancia. Su cabello huele a margaritas.

—Estás... Genial—.

—Lo sé. Aunque esto de cargar a alguien más es bastante cansado, creo que me veo genial. Pero me siento más chaparra. ¿Será?—.

—La verdad es que traigo zapatos altos—. Sorprendida, me examina de arriba a abajo.

—¿Y ese milagro que te arreglas? Más, quiero decir—. "Bueno, la razón se llama Michael, pero no le digan porque si no se va a creer la gran cosa".

—Ya sabes, cosas de la vida—.

La puerta suena.

—Yo atiendo— dice Michael con una sonrisa.

—Siéntate, anda— me invita la chica. Se sienta con un poco de trabajo en el sillón amarillo, luego sonríe. —¿A qué debo el honor de tu visita? Sin ofender— .

—Ah, es una historia algo chistosa....—.

—¡Mía!— grita alguien. Miro, y Louis se abalanza sobre mí. Si no nos caemos, es por puro milagro.

—No creí que fuera a aceptar venir— le sigue Christian algo lejos.

—Me estoy perdiendo de mucho. Hablen ya. Oh, hola amor—. Elliot le da un beso tierno en los labios a su prometida.

—¿Qué haces aquí, chistosa?— pregunta Elliot. Sonrío inocentemente y Michael arquea las cejas pícaramente antes de sentarse a mi lado. Yo sólo sonrío.

Dos segundos después, los chicos entienden. Abren su boca en forma de O.

—¡Lo sabía! ¡Lo sabía! Pasen el dinero, gente— dice Louis, casi bailando de emoción.

Deseos de Hielo (Hielo II) [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora