c u a r e n t a y c u a t r o - Veo algo arder

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MÍA

Miro por la televisión como preparan la coronación. Al parecer, comenzará al medio día y terminará a eso de las dos de la tarde. Habrá una pequeña fiesta, y el aeropuerto nos citó a las cinco y media de la tarde. El hecho de preguntarme a donde iré hace que se me revuelva el estómago. En Nueva York, me esperan los chicos del Indianápolis Negro e Ice Dreams y algo de patinaje. En Indianápolis me podrían esperar todos los padres, la escuela, y la pista de patinaje de Jorge. Y en Boston, me esperan mis padres, Sara, la escuela y Fernando y Claudia. ¿Regresar a la rutina de Nueva York? ¿Vivir con los padres? ¿Ser la típica familia feliz Sort? ¿Volver a la gran manzana, sin nadie de quien huir? ¿Ser independiente? ¿Ser una persona normal? No me apetecía ninguna, pero al mismo tiempo, me apetecían todas. La principal razón por la que me fui a Nueva York era porque estaba huyendo de mi madre. Y la principal razón por la que me fui a Boston era porque estaba huyendo de Michael y Peter. Y la principal razón por la que vine aquí era para huir de mis fantasmas, pesadillas y voz interior. Siempre hui de la gente y de mi misma. Ahora, ya no tengo de que huir. He perdonado a mis padres, puedo ver a Michael y Peter a la cara y estos meses me han ayudado a superar mis miedos. Si huir me motiva, ¿de qué puedo huir ahora? Me siento y saco una hoja de papel y un lápiz. Dibujo tres columnas y comienzo a enumerar las ventajas y desventajas sobre todos los lugares. Tengo que decidir hoy a donde ir, porque hoy es la única oportunidad que tengo.

—¿Por qué no estás arreglada? ¿Por qué no has terminado tus maletas?—. Britney llega con bolsas en la mano, pero las deja caer al ver que estoy sentada, mordiendo un lápiz y viendo detenidamente una hoja. —¡Mía!—. Me chasquea los dedos en la cara y entonces reacciono de la imagen de mi cabeza.

—¿Qué?—.

—¿Por qué todo está desordenado? Deberías tener tus maletas listas y tú lista para que yo te maquille. Mira nada más este desorden—. Comienza a doblar mi ropa a medio empacar y meterla en la maleta. —Dúchate, ahora—. Parece enojada. Me pongo de pie y arrugo la hoja que he escrito. La guardo en el bolsillo de mi pantalón. No he tomado una decisión.

—Britney, no puedes seguir enojada conmigo. El festival está por terminar—. Ella no me hace caso mientras acomoda los últimos detalles de mi collar. Después de bañarme, no me habló solo porque se iba a hacer tarde. En realidad, no se me hizo tarde, ya que llegamos diez minutos antes de lo que debía llegar. Y no quería que siguiera enojada conmigo.

—Error. El festival ya acabó— dice sin mirarme a los ojos.

—Por Dios. Anda Britney, te compraré dulces—. Su expresión se ablanda un poco.

—A mí no me compras con dulces—. La fulmino con la mirada cómicamente.

—Está bien, pero por lo menos perdóname—. Ella suspira y me mira.

—Sólo porqué necesito tu ayuda—. Sonrío y la miro, curiosa.

— ¿En que puede ayudar Mía Sort?—. Ella sonríe por unos segundos.

—Peter y Claudia se pelean mucho. Y muy feo, eso no me gusta—. Me encojo de hombros.

—Nos hemos dado cuenta. Pero no es bueno meterse, ya lo comprobamos anoche—.

—Puede ser. Pero Claudia oculta algo—.

—¡Gracias a Dios que alguien más lo nota!—.

—Deberías hablar con Claudia, tal vez tú la hagas entrar en razón—. Bufo.

—Claro, le hará caso a la ex-novia que en algún momento fue ardida—.

—Tal vez no, pero eres la única razón por la que vino aquí, aunque en el camino haya encontrado a alguien más—. Suspiro. Estoy cansada de resolver los problemas de los demás. Ni siquiera puedo resolver los míos.

Deseos de Hielo (Hielo II) [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora