c u a t r o - Pasado futuro y presente.

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MÍA

El maestro cierra la puerta de un jalón y solo entonces puedo respirar tranquila. Suelto un resoplido gigante mientras me dejo caer en la silla. Termino en el piso y sonrío. Una mano toma mi brazo y me jala hasta que me ponga de pie.

—Vamos querida, ya término— dice Fernando con una sonrisa. Sonrío y miro la puerta que ahora está abierta con alumnos plantados en ella.

— ¿Reprobaré?— le pregunto.

—Tal vez si, tal vez no, considerando quien eres— dice Claudia y comienza a reír. La fulmino con la mirada y ella me manda un beso. Tuve que presentar el examen. Mi papa quería hablar conmigo de algo "súper importante", pero el maestro no me dio oportunidad de salir porque era un examen "súper importante".

Contesté algunas preguntas, otras la pensé y me estruje el cerebro para saber unas cuantas más y otras de plano la inventé o no las contesté. Ahora lo que más me importa es saber si ya puedo hablar con mi padre. No lo había visto en dos semanas debido a que estaba de viaje, y, por extraño que suene, tengo muchas ganas de abrazarlo. "Debe tener una razón muy fuerte para venir hasta la escuela". Tomo mi mochila y abrazo a los hermanos para sacarlos del salón, que por alguna razón ya comenzó a asfixiarme.

—Por alguna extraña razón, no quiero nada para mi cumpleaños— digo mordiendo un chocolate. Claudia me mira.
— ¡Eso sí que no! Es tu primer cumpleaños en Boston, y debes pasarla a los grande— dice Claudia.

—Sin mencionar que cumples 18— completa Fernando.

—Eso es mayoría de edad solo para algunos países— digo, encogiendo de hombros. Mis amigos se miran.

— ¿Y? Podemos hacer una fiesta súper increíble—.

—En serio chicos, muchas gracias, pero no quiero nada—. Fernando se encoge de hombros.

—Como quieras, al igual, sé que termináremos haciendo algo, lo presiento—.

Entornó los ojos con una sonrisa y Claudia me sonríe.

—Bueno mi querida Mía, debemos ir a estudiar para el próximo examen. ¿No te importa que te dejemos aquí verdad?— pregunta Fernando con cara afligida. Algo que me encanta desde el momento en que lo traté es que es súper considerado y buena persona. Me identifique con él y sus ojos brillantes.

—No se preocupen. Solo me comeré otros dos chocolates e iré a estudiar con ustedes. Me apartan un lugar—. Ellos sonríen y chocan las palmas conmigo antes de alejarse abrazador.

Sonrío. "Ventajas de tener una hermana es que ya no te sientes tan sola". Pues no es que este todo el tiempo con ella. Va a la universidad. Y de medicina. Pasa casi todo el día ahí. "Pero pasa todo el tiempo que puede contigo". Ojalá fuera suficiente. "No te deprimas, hoy está lindo el día". Sonreí y me puse de pie para ir por otro chocolate cuando mi querido padre me llamo por mi nombre.

— ¡Amelia!— grita, aunque está a mi lado.

— ¡Papá!— grito siguiéndole la corriente. Me rodea con sus brazos y yo lo aprieto con todas mis fuerzas. En estos meses he aprendido que la gente no se romperá ni se alejará solo porque lo abrace muy fuerte. Sonreí y aspire su olor tan casual. Pasto, tabaco y jugo de naranja. Una cara combinación, pero que amo, olía bastante bien.

— ¿Qué haces aquí?— pregunto, arqueando una ceja.

—Volví del viaje—.

—Eso lo sé... Pero siempre esperas a que esté en casa para hacer la escena de la bienvenida—.

Deseos de Hielo (Hielo II) [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora