q u i n c e - Drunken Christmas

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-¿Qué? No. No pienso atarlos a no se que cosa para que vayan a la playa. Tiene que haber otra forma-. Mi voz suena menos desesperada de lo que en realidad estoy. La cuerda me da pánico. Y tengo un mal presentimiento. Claudia entorna los ojos.
-No vamos a atarlos. Bueno... No específicamente a ellos-. Arqueo una ceja. Eso tenía aún menos sentido. Claudia chasquea los dedos y un muchacho rubio y una chica con el cabello castaño llegan detrás de ella. -Ellos son Fernanda y Santiago. Y si querida, no son lo que parecen-. Miro de cerca a Santiago y cuando empieza a reír me doy cuenta de que esas no son personas. Son Sara y Fernando disfrazados. Suspiro. Claudia me pasa un abrigo negro y un pasamontañas. Hago una mueca. "Más vale que esto valga la pena".

NARRADOR INDEPENDIENTE

Vanessa y Elliot bailan cada vez con más flojera mientras el efecto sube por sus venas. Deciden ir a sentarse y se dan un ligero beso antes de casi cerrar los ojos. Discretamente, Sara y Fernando los guían hasta la salida, haciendo parecer están sacando a un par de borrachos. Cuando Vanessa mira a Sara susurra:
-¿Sara?-. Pero antes de que la aludida pueda preocuparse, Vanessa cae profundamente. Elliot cuesta más trabajo, ya que se pone a platicar incoherencias unos segundos antes de darse cuenta de que Vanessa esta siendo acostada en una caja de árbol de navidad. El playboy arquea una ceja e intenta zafarse de los brazos de Fernando, y al no conseguirlo, comienza a gritar. Fernando le tapa la boca mientras el patalea hasta que se queda dormido. Otra caja de árbol de navidad llena.

Mistrian, que escuchó el grito de Elliot, deja su copa vacía y sale de la sala apresuradamente. Y se encuentra con dos personas con pasamontañas corriendo jalando dos cajas de árboles de navidad casi cerradas. Y ambos dan un grito de terror. Sara y Fernando les tapan la boca mientras esperan a que les pase el efecto. Pero el grito es tan fuerte que todos los padres dejan de bailar. Y, bueno, ver a dos de sus pequeñas criaturas ser maltratados por un par de meseros no les da tanta gracia.
-¡Corre!- grita Claudia. Mía, nerviosa y arrepentida de entrar en el plan, corre lo más rápido que puede jalando a una Vanessa dormida y pesada. Después de que están algo lejos, Sara y Fernando sueltan a Mistrian para que empiecen a correr detrás de ellas. Y toman una nueva charola llena de las copas restantes intactas.

Los padres corren (y Lina mueve su silla con agilidad) hacia la salida del salón cuando Sara y Fernando les bloquean la salida.
-¿Dónde está mi hija?- grita Jorge descontroladamente.
-¡Déjenos salir!- grita Marie en tono chillante.
-Prueben nuestra selección de champagne- dice Sara tranquilamente con voz de hombre. Trevor arquea una ceja y alza los puños. Sara traga saliva y Fernando suspira.
-Si quieren saber donde están, tomen un poco. Les diremos al pie de la letra donde están-. Lina, sin dudarlo, toma una copa y la toma de un trago. Todos la miran sorprendidos mientras Sara y Fernando la dejan pasar. Todos se abalanzan por una copa. Sara y Fernando ríen y toman una copa para brindar. Le dan un trago, olvidando que pueden quedar dormidos en menos de diez minutos. Larla, que deja de charlar y beber, los mira con incredulidad.
-¿Porque mi madre salió tan rápido y todos fueron detrás de ella?- susurra Karla. Louis niega con la cabeza.
-Tenemos que seguirlos. Puede pasar algo malo-. Karla asiente y tomados de la mano, comienzan a correr detrás de los demás.

Victoria, Edward, Peter y Michael dejan de bailar para tomar un trago refrescante. Sara, que aún esta en sus cinco sentidos, se quita su barba y se suelta el cabello para correr a su lado.

-¡Chicos! ¡Necesito ayuda!- chilla desesperadamente.
-¿Qué ocurre?- preguntan Peter y Michael al unísono. Victoria escucha mientras brinda con Edward.
-¡A Vanessa! ¡Oh Dios a Mía también! ¡Y Elliot!- dice entrecortadamente. Todos la miran, esta vez con toda la atención.
-¿Qué les pasa?- pregunta Edward con voz firme. Los demás están más alterados por sus amadas y acorralan a Sara.
-¿Qué le pasa a Mía?- grita Michael, tomando a Sara del brazo. Sara reprime las ganas de reír.
-¡Dos personas se los han llevado! Dios mío, forcejearon, pero se las llevaron. ¡Tienes que ayudarme! ¡Los quieren sacar del hotel!-. Peter siente su corazón parar en seco antes de empujar a todos y correr lo más rápido posible. Michael lo sigue sin pensar en otra cosa que no sea Mía y su mejor amigo de la infancia. Victoria se quita los tacones y los avienta al azar antes de correr. Los tacones van a parar al balcón, quebrando el cristal ruidosamente. Sara y Edward se agachan, pero Sara ya no se levanta. Esta a punto de quedar completamente dormida.
-¿Sara? ¡Sara despierta!- grita Edward tomándola en brazos.
-Tenemos que ir detrás de ellos antes de que se vayan- susurra Sara.
-¿Qué se vayan a donde? ¡Por favor Sara dime algo!-.
-Todo es un plan. No te preocupes por mi, dormiré un buen rato. Tu... Lo harás pronto. Por favor, tenemos que llegar a ellos-. Los ojos de Sara se cierran y ella cae en un profundo sueño. Edward alza la vista por fuera de los demás que se han quedado mirando la escena, y mira a Fernando, a punto de quedarse dormido, asentir. Edward era de aquellas personas que hacían lo que se les pedía sin pensar en las consecuencias. Le encantaba meterse en problemas, así que toma a Sara en brazos y sale disparado hacia la puerta. Intenta tomar a Fernando del brazo, pero este se niega.
-Tengo.... Que avisar a Ana y Sasha... Y a los demás- dice débilmente. Edward solo asiente con la esperanza de que Fernando no se quede dormido y corre. Ana, Sasha, los Valeal y las Niphs se acercan a él.
-¿Qué ha sido eso?- pregunta Ana, nerviosa. Esteban, como casi toda buena persona elegante, le da un trago a la champagne, imitando a su hermana. Fernando sonríe débilmente.
-Tenemos que.... Ir.... Antes de que nos dejen...-. Fernando cae dormido sobre Stephie, que lo toma entre sus brazos sin saber que hacer. Todos se miran.

Deseos de Hielo (Hielo II) [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora