s e i s - Regalos de cumpleaños adelantados

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MÍA

En la madrugada he sentido mucho frío y me he descubierto a mi misma tapándome hasta los cachetes. Hace un frío infernal, y me tengo que poner de pie a eso de las 3 Am para sacar unas dos cobijas gruesas más para taparme e intentar dormir calientita. Ventajas de que sea sábado. 

En mis sueños, encuentro una chica como yo. Una chica que tiene el cabello rubio, corto hasta el cuello y su cuerpo es flacucho, como yo antes. Tiene un cigarrillo en su boca y un vestido de gala azul claro sin mangas. Sonríe con todos sus dientes mientras saca el cigarro de su boca con sus uñas del color del vestido. Es una chica guapa, aunque creo que nunca me haría un cambio de esos. Amo mi color de cabello natural. Miro a mi alrededor y reconozco el lugar al instante. Es la pista de entrenamiento de Nueva York. Lo cual lo hace raro porque no traigo patines. 

Miro el techo y las gradas, cuando me encuentro con otra chica como yo. Tiene mi cabello sin su puntas pintadas, ropa de casa y un pinta labios rosa claro. Es la chica del antes. Soy yo. Intento tocar a la chica rubia, y ambas estiran las manos para tomar las mías. Sus manos son cálidas, ardientes, pero su calor es abrasador. 

—Hola Mía— dice la primera, sonriendo. —Tienes que admitir que somos un buen equipo—. Sonrío y arqueó una ceja. 

—¿Subconsciente?— le pregunto a la chica rubia. Ella sonríe. Nunca le abría dado una imagen así a mi subconsciente. La veía más como la otra chica. La miro y ella también me sonríe. Por alguna razón, la encuentro demasiado hermosa. —¿Y tú te llamas?— le pregunto con voz inocente. 

—Mía— responde con una sonrisa tímida. Río por lo bajo. ¿No se supone que la Mía soy yo? Me miro. 

—¿Mía? ¿Acaso nos llamamos igual?—. Ella sonríe y asiente. 

—Pero tu eres Mía de Amelia. Yo soy la Mía de Miachel—. Mi sonrisa desaparece mientras nos tomamos de la mano. Esto es raro, no solamente por ver a dos como yo, si no también porque ya me arruinaron el sueño al mencionar a Michael. Mi sueño comienza a volverse borroso. Miro a las chicas con dificultad. 

—Somos tú— decimos al mismo tiempo con voz alegre. Y todo se vuelve blanco.


Un sonido chirriante hace que me despierte de golpe. 

—¡Mía! ¡Mía! ¡Mía! ¡Miiiiiiiaaaaa! ¡Despierta! ¡Tienes que ver esto! — grita Sasha agitándome. Gruño. 

—Sasha, tengo frío—. 

—¡Tendrás menos cuando veas esto! ¡Ana trae la cubeta!—. Abro los ojos de golpe y me siento, destapándome de un tirón y dejando que todo el frío me invada. Me rechinan los dientes. 

—¡Hace frío! ¡Hace mucho frío!—. Mi mama abre la puerta de un tirón. Esta muy abrigada. 

—Debiste haberla dejado dormir Sasha. Aunque claro, ya es tarde. Vístete Mía— dice sacando ropa de color negro y gris. Ropa abrigada. Mi madre tiene una bufanda roja, amarilla y verde, y ropa negra, con su cabello suelto. 

—¡En serio tienen que ver esto! ¡Es perfecto!— grita Ana desde una parte de la casa. Los rayos del sol iluminan las paredes azules. Me pongo de pie rechinando de frío. 

—¿Cuándo se van?— pregunto, cambiándome desde el baño. Miro por el espejo como Sasha y Marie se miran. 

—Mañana— responde Sasha con miedo.

Resulto que habían invitado a mis padres a un festival internacional de patinaje artístico titulado "Ice Wishes", algo parecido a los típicos deseos de Navidad que ya empiezan a sonar por muchos lados. A mi falta todavía una semana para salir de vacaciones. Pero el punto es, que mis padres están invitados y pueden llevar dos personas cada uno. Marie llevara a Ana y Sasha. Y Matt llevara a Sara. Y si yo quisiera,a mi. Es curioso como es que nunca recibí una de esas cartas, pero lo agradezco en el al a, ya que "es obligatoria la presencia de los campeones de los últimos 10 años", lo cual incluye a los chicos del Indianapolis negro. Tal vez no me invitaron porque Lina intervino en el asunto y porque casi me muero ahí. Sonrío. Por alguna extraña razón, no tengo muchas ganas de ir. 

Deseos de Hielo (Hielo II) [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora