o c h o - Sueños rotos Ft. Sabes una cosa

53 6 0
                                    

Pasaron exactamente dos llamadas y una media hora de maletas después, yo estoy aquí, tendiendo mi cama y siendo arrastrada y encerrada por mi subconsciente hasta lo más profundo de mi cerebro para que no me arrepienta de la decisión que acabo de tomar. Acomodo lentamente mis almohadas, acomodando cada detalle para perder el tiempo en lo que Fernando y Claudia llegan para irnos al aeropuerto. El sonido de la televisión es solo como una música de fondo para mi. Es como si estuviera en un trance. Pero entonces, diez palabras me sacaron de mi concentración para hacerme mirar. "Michael Shields se va al nuevo festival de patinaje artístico". Alzo la vista y miro su cara. Por primera vez en dos meses, lo miro fijamente porque se que el no puede verme a mi. Parece... Tan feliz. Tengo náuseas. -¿Acaso ese tiempo ya esta reservado con alguna muchachona?- le pregunta el reportero, mexicano sin duda. "¿Soy la única que ve a Michael reír nervioso y sonrojarse?" No. -Preferiría no hablar de eso-. -¿Que preferiría no hablar de eso? ¡Que preferiría no hablar de eso! ¡Ah claro! ¡Lo que pasa es que tiene miedo de...!-. -Claro que la conocen. Hace un gran tiempo que no la veo. Me encantara ver su sonrisa de nuevo. Esta vez no la dejare ir-. ¿Hace cuanto tiempo que no vemos a a Verónica? O mas bien, ¿hace cuanto tiempo que no veo yo a Veronica? Seguro Michael ha visto a Verónica todos los días y solo ha fingido. "Gusta atraerme". -Pues no me voy a dejar- suelto. O mas bien, suelta la parte de mi subconsciente. Sigo sintiendo como si mi corazón estuviera en manos de alguien, y ese alguien lo cubre tanto que lo lastima un poco. Me estremezco y suspiro. Escucho como alguien abre la puerta y la cierra. -¡Mía! ¡Llegamos!- grita Claudia desde abajo. Apago la televisión y al mismo tiempo la cara de Michael. Suspiro y al mismo tiempo me vuelvo a estremecer. Mi mano temblorosa intenta tomar la maleta, así que la regreso y la abrazo. -Esta bien. Todo va a estar bien. Vamos a salir adelante y vamos a sobrevivir- digo mientras acaricio mi mano, pero más bien me la digo a mi misma. Suspiro con fuerza y tomo la maleta decidida para arrastrarla y bajar la escalera.

Y el resto se pasa como si viera una película a través de una cortina algo transparente. Siento como en cámara lenta puedo bajar las escaleras y mirar la mirada sonriente y abrigada de Fernando y Claudia, abrazándome al verme y decir -Gracias. Todo va a estar bien, nunca te fallaremos-. Siento como si no escucho nada y paso en un videoclip sin sonido. Cuando tomo de la mano a Sara y la aprieto fuertemente para salir de la casa y caminar sobre la nieve casi delgada para subir al coche de Vanessa, que es tan cómodo y perfecto que no entiendo porque Elliot le compro a la competencia. Miro desde en medio de Fernando y Claudia la ciudad que tanto me había gustado, pero que debo abandonar para regresar a mis raíces, algo que debo perseguir, y que, para mi desgracia, es mi destino. Apenas podía sentir el roce de los abrazos de Fernando o como el sonríe cuando al parecer, yo sonrío también. Es solo entonces cuando ya estoy sentada en el avión, a punto de despegar, cuando me doy cuenta lo que estoy haciendo y despierto. Miro alrededor.

-Esto es una estupidez-. -¿Como?- pregunta Claudia, sacudiendo la cabeza. -No, no hablaba de lo que estas diciendo, de hecho me parece muy interesante. Solo.... Tengo que salir de aquí-. Me desabrocho el cinturón con las manos temblorosas y comienzo a caminar, o mas bien a correr, hacia la salida del avión; aunque siento de las piernas no me sirven mucho. Llego hasta la puerta del avión, pero esta está cerrada y no se ni como abrirla. -¿La puedo ayudar señorita?- me dice una aeromoza de cabellos castaños. -Yo... Yo.... Necesito bajar de este avión, es una emergencia-. -Lo lamento señorita, pero no puede salir. Debe volver a su asiento, estamos a nada de despegar-. -Por favor, necesito bajar-. Entonces, la mirada de la señorita se clava en mis amigos y luego en mi. -Tengo que bajar- le repito. Las manos de Fernando se ponen en mis hombros y me susurra al oído: -Vamos a sentarnos-. Lo miro. -Fernando, tengo que bajar-. -Querida, no puedes- tercia Claudia. -Debemos sentarnos y tener calma. Nada te va a pasar, estamos contigo-. -Pero... Pero... Pero yo tengo que bajar. Yo....-. "Tu no vas a hacer nada, te vas a quedar en este avión porque tenemos que enfrentar las cosas". Eso me llega como si alguien me hubiera cacheteado y me deja sin fuerzas. Me dejo arrastrar por mis amigos y me siento con ellos y mi hermana. Me abrocho el cinturón y me pongo a medio hablar con ellos. Mas bien me quedo en una especie de siesta con los ojos abiertos.

Deseos de Hielo (Hielo II) [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora