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Legoshi corrió a toda prisa.
Era consciente que no lo dejarían entrar, hacia dos horas que habían cerrado las puertas.
Tenía una opción: Irrumpir.

Al correr, cuidaba que su regalo no se estropeara. No estaba seguro si era buena idea dárselo a Louis, pero si escogió la peonia, sabiendo su significado, tendría que entregársela. Después se lamentaría, llenándose de pensamientos de cuán vergonzoso fue hacerlo.

Agitado llegó a la academia.
El muro de ladrillos era lo único que impedía que entrará, y tal vez, un par de guardias.
Miro a su alredor. Debía haber una zona en la que pudiera trepar el muro. No había ninguna. Ni cajas, ni botes de basura. Nada.
Tenia que entrar, sea como sea.

Se estiró lo más que pudo, para poder dejar en el ancho del muro, el obsequio.
Dio pequeños saltos, calentando.
Doblo un poco sus rodillas, y agarro con fuerza al muro. Trepó.
Le costó un poco, mas lo logró.

Estuvo sentando en el muro un momento.
A lo lejos estaba el pabellón de los dormitorios. No había ningún guardia.
"Deben estar rotando." Asumió.
Sin tardar más, cruzó el muro.

Estando dentro, empezó a correr lo más rápido que pudo hacia los pasillos. Debía ocultarse entre las sombras, así no lo encontrarían tan fácil. Parecía un ninja.

Cargaba con el regalo, y se movía como una especie de caricatura de los ochenta.

Estando cerca del pabellón de los dormitorios, tuvo la idea de entregarle, en persona, el obsequio a Louis.
Tendría que ir al edificio que tenia enfrente, cruzando el patio sin ninguna opción para ocultarse, pero... Podría verlo.
"Si compré esto... Tengo que dárselo." Pensó, antes de volver a correr.

Jadeando, llegó hacia el portón.
Obviamente, estaba cerrado.
Escuchó unas voces que se iban acercando. Ansioso, y temiendo ser descubierto, pensó en una salida. Se le ocurrió lanzarse hacia un arbusto. No iba funcionar, él era mucho más grande y el regalo se podía estropear.
Habrían pasado dos minutos, decidiendo que opción escoger.

El volumen de las voces iba aumentando.

¿Qué tal si... fingía estar de guardia? Aquella opción, tenía mayores posibilidades de éxito, sin embargo, él no llevaba el uniforme puesto. Necesitaba de un milagro para poder salvarse. El guión no iba ayudarlo. Legoshi, solo, tenía que buscar una solución.




Louis se había quedado dormido, recostado en su escritorio.
Todavía sostenía la nota de Legoshi.
Estaría soñando algo agradable, porque tenia una expresión relajada. Casi de felicidad.

Su descanso se vio interrumpido, por algún animal que tocaba su puerta.

Luego de varios "toc, toc", recobró a medias la lucidez. De mala gana, se puso de pie. Se estiró un poco. Abrió la puerta.

-¿En qué... -el sueño se apoderaba de él- me necesita? -preguntó, casi cerrando los ojos-.

-Perdón por molestarte a estas horas... -manteniendo el regalo detrás suyo, Legoshi le respondió-. Tengo algo para ti... Por favor, acéptalo.

-¿Qué...? -Louis parecía un zombie, un zombie que añoraba domir- ¿Es un pastel...?

Legoshi iba a contestarle, cuando un maestro se percató que había una luz en el pasillo. Ansioso, Legoshi, volvió a entrar en un dilema por no saber que hacer.
Algo desesperado, hizo una pregunta que él, considero vergonzosa: "¿P-puedo pasar?"

Louis se quedó mirándolo por un momento.
Seguía medio dormido.
Se apartó de la puerta, dejando que Legoshi pase.
Legoshi entró a la habitación, avergonzado. Cerró la puerta.

Louis se sentó en la cama.
Empezó a comer el postre, sonriendo como un niño con su paleta.
Legoshi tomó asiento en la silla del escritorio. Mantuvo silencio. Aún tenía la flor en sus manos. Le faltaba el valor para dársela.

-Acércate -al terminar de comer, Louis dió unas palmaditas en la cama. Una señal para que Legoshi se sentara a su lado-.

Legoshi obedeció.

Louis, volvió a estirarse. Bostezando, giró la cabeza en dirección al lobo.

-¿Te gustan las peonias? -Legoshi, con la flor en la mano se la entrego. Sereno por fuera, un caos por dentro-

Louis tomó la peonia, vacilando un momento. Le sonrió cálidamente. Su mirar, estaba lleno de amor y cariño.
Legoshi le devolvió la sonrisa, sonrojado.

-Tienes buen gusto -cortando tan buen momento, Louis habló. No fue su intensión hacerlo, tenía sueño. Quería dormir-.

Legoshi volteó la cabeza, con la mano en el cuello. Un gesto un tanto incómodo.
No podía volver a su dormitorio. Era demasiado riesgoso. Y no podía volver a meterse, o en este caso, saltar por la ventana. Tres pisos de caída, implicaban una lesión.

-¿Puedo... Dormir contigo?

Amor Secreto|| Legoshi X LouisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora