Capítulo 11

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8:32 p.m.

Slenderman.

Ver las mejillas humedas de Nancy me habían hecho encender más mi enojo. Habían llegado tan lejos estos mocosos que no tienen oportunidad de salir vivos de esto. Estaba tan enojado que me porté de una manera fría, simplemente... quería ir inmediatamente por ellos.

Esperé mucho y me tardé para hacer esto.

Habían llegado tan lejos, lastimándola de tantas formas. Si no fuera por mi estado juraría que vi sangre en su cabello, descendiendo, donde alguna herida de su cráneo sangraba seguramente.

Ya me había encargado de la joven de cabello negro. Ahora iba por los demás.

— ¡N-No por favor! — gritaba el joven que estaba sosteniendo antes a Nancy.

Lo había comenzando a jalar su ropa para arrastrarlo por la nieve para alejarme más de Nancy. Necesitaba protegerla de lo que yo fuera hacer ahora mismo con estos desgraciados.

Cuando llegué a un punto donde ya sentía que Nancy no me vería, me puse encima de él y apreté fuertemente la herida de bala de su hombro.

— ¡AAAAH! — gritaba cada vez que mi dedo se adentraba en su herida y la sangre salía más, empapando más mi dedo y su ropa. El joven se aferró a mi mano para querer quitarla, pero estaba tan débil que no lograba hacer nada.

Estaba tan enojado para hablar.
Y sobre todo ebrio.

En ésta condición solo aumentaba más mi gusto por hacerlos sufrir. Quería escuchar sus gritos y sobre todo, asesinarlos de una forma horrible, donde sufran mucho antes de perecer.

A cada uno les disparé a sus rodillas para impedir que pudieran huir lejos y ver el rastro de su sangre. Dos de ellos ya estaban algo lejos, pero veía su rastro de sangre y, sobre todo, escuchaba ágilmente sus quejidos.

Para callar sus ruidosos gritos metí mis dedos a su boca, comenzando a llegar hasta lo más profundo de su garganta. Lo miraba retorcerse del dolor por como rasguñaba su garganta, hasta que terminó vomitando mi mano. Olía horrible, eso me terminó asqueando más.

— ¿Qué más esperaba...? Todos ustedes son unos cerdos —— dije con enojo mientras le proporcionaba varios puñetazos en su boca y nariz, sintiendo como algo tronaba sin saber si eran mis nudillos o su rostro.

La sangre no tardó para bañar su rostro, estaba ya casi inconsciente por el dolor y los golpes que le daba constantemente.

Por un momento me cansé, dejé de darle golpes y observé como aún respiraba cortante y a su vez constante.

— No me voy a empeñar tanto — dije mientras sacaba mi navaja y rasgaba su cuello profundamente, un alarido quiso salir de sus labios pero su sangre terminó por ahogarlo más y quedarse tan quieto mientras más sangre salía de su cuello.

Al final disparé en su cabeza, asegurándome de que ni se le ocurra levantarse.

A cada uno le debo clavar una bala.

Solo así estaré seguro de que jamás la molestarán, así jamás se atreverán a tocar un solo cabello suyo.

— ¿Cómo acabé así...? — siendo dominado por la sed de venganza de una joven humana de la que me he encariñado inconcientemente. Suspiré cansando y ligeramente mareado. Terminé por levantarme del suelo frío y seguir continuando para buscar a esos dos que me faltaban. Habían dos rastros de sangre diferentes, uno se había ido a la izquierda y el otro a la derecha.

My Lord || [Creepypasta Slenderman]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora