CAPÍTULO 01 - Maldita prensa

837 33 5
                                    

Monterrey - México

Apenas puso un pie dentro del apartamento, soltó las maletas dejándolas caer junto a uno de los sillones en la sala y comenzó a sacarse la chaqueta para arrojarla encima de una de las maletas, respirando profundo.

—¿Ocupas ayuda, Aria?— preguntó su hermana con la voz agitada y cargada de sarcasmo, cargando la jaula de su cachorro con dificultad hasta el interior del apartamento —. Un poco, Lauren. Muchas gracias por siempre estar pendiente.

Colocó la jaula en el suelo, mirándola con molestia mientras ésta reía.

—Aria, fue lo único que cargaste. Yo tuve que subir cuatro cajas y tres maletas— respondió Lauren —. Además, venías en ascensor.

Ariana suspiró tirándose en uno de los sillones permitiendo que su cabeza colgara del borde.

—Es el calor— admitió con la voz amortiguada por su posición —. Monterrey es lo más cerca que he estado del infierno.

Lauren se puso en cuclillas y abrió la puertita de la jaula, mirando a su cachorro salir entre pequeños brincos para tratar de lamerle la cara.

—Hola, muchacho— le rascó el espacio entre sus orejas haciéndolo mover la cola —. Necesitas darte un baño, empezaremos a desempacar desde hoy.

—¿Desde hoy?— repitió su hermana en un quejido, levantándose con pereza —. Acabamos de llegar.

—Justo por eso— se incorporó para abrir una de las cajas, tomando el plato de Atlas para servirle agua. Éste se acercó en cuanto el plato tocó el piso, dando profundos lengüetazos hasta saciar su sed luego del viaje —. Mañana vienen mis papás y sabes cómo se ponen. Y necesito volver a los streams ésta noche.

Ariana soltó un resoplido.

—¿Qué te parece si arreglamos el setup y mañana me encargo de mi habitación?— ofreció consiguiendo que su hermana la mirara con desconfianza.

—¿A cambio de qué exactamente me vas a ayudar con el setup?

—De que pagues la cena ésta semana.

Lauren levantó ambas cejas, asintiendo poco después.

—Más vale que te apures, voy a explotarte como a un elfo navideño hasta acabar la habitación entera— hizo una pausa, mirándola de reojo antes de comenzar a reír para luego decir —; de todas maneras ya tienes la estatura.

—No me hace una pizca de gracia, que lo sepas— respondió la castaña sacándole el dedo mientras caminaba por el pasillo hacia las habitaciones.

De pronto el celular comenzó a sonarle en el bolsillo trasero del pantalón y al sacarlo comprobó el nombre antes de contestar.

—Diga.

—¿Cómo que diga, maldita?— Ari le reclamó subiendo la voz dos octavas, causando que ésta sonriera —. Llevas seis horas sin responderme el puto celular.

—Estábamos en el avión— se justificó acercándose a una de las cajas para cargarla con un brazo, llevándola a la habitación —. No llevamos ni diez minutos en el departamento.

Ariana se acercó a la caja para comenzar a desempacar, colocando algunas cosas sobre el mueble del ordenador que previamente habían llevado en mudanza.

—¿Ajá? A mí no me vengas con tus pinches pretextos, Lauren— respondió —. Llamaba porque es viernes, iremos a un antro que nos mama aquí así que quiero aprovechar para presentarte un par de personas.

—¿Sí entiendes que acabo de llegar?— preguntó Lauren frunciendo ligeramente el ceño —. Fue un puto vuelo de cuatro horas. No tengo...

—Me vale madres— interrumpió ella —. Acabas de volver a México, no topas a casi nadie y no vas a quedarte encerrada en tu departamento todo el fin de semana.

Fachada | Rivers GGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora