CAPÍTULO 12 - Algún ser todopoderoso

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Monterrey - México

Dió un trago a la botella de agua, volviendo a colocarle la tapa antes de dejarla de lado sobre la mesa de centro, y se reclinó en el sillón echando la cabeza hacia atrás mientras cerraba los ojos.

En cuanto habían dado por concluida la conferencia, les permitieron un breve descanso de veinte minutos que para Lauren había sido como el cielo porque su cabeza había empezado a doler de una manera estrepitosa.

—¿Qué le pasa?— preguntó una voz desde afuera de la habitación.

—Tiene migraña. Ya mandé a pedir una aspirina, está descansando mientras inicia el meeting con los fans— explicó Nick.

Escuchó la puerta abrirse antes de volverse a cerrar, sin embargo no se movió ni un centímetro. Hasta hacer el amago de abrir los ojos le enviaba descargas eléctricas desde los párpados hasta la parte superior de la cabeza.

—¿Sabes qué te serviría para el dolor de cabeza?— Rivers se sentó en el descansabrazos del sillón frente a ella.

—¿Qué?— dijo Lauren sin moverse.

—Quitártela— la rubia guardó silencio un instante, riendo después por su propio chiste —. Eres una puta amargada.

—Me va a explotar la cabeza y tu chiste rancio lo está empeorando— Lauren se echó un brazo sobre el rostro para cubrirse los ojos de la luz y, aunque quiso resistirlo, soltó una risa.

—Estás riéndote de mi chiste rancio— acusó Rivers.
Escucharon un par de golpes en la puerta y ésta última se levantó para recibir la aspirina que el asistente le ofreció antes de agradecerle, luego cerró la puerta nuevamente y se acercó a tomar la botella de agua sobre la mesa —. Llegó tu milagro, levántate.

Lauren gruñó en voz baja, quitándose el brazo de encima para incorporarse. Rivers le extendió la pastilla para que la tomara, pero en lugar de eso, Lauren abrió la boca, inclinándose y cubriéndole los dedos para tomarla entre sus labios. La rubia miró fijamente la acción sintiendo el calor escalar por sus mejillas, a lo que Lauren sonrió con gracia antes de tomar la botella de sus manos para dar un sorbo.

—¿Qué se supone que estamos haciendo?— preguntó Rivers tras aclararse ligero la garganta, volviendo a su sitio en el descansabrazos y observando a Lauren volver a su posición anterior.

—¿A qué te refieres?

—Nos besamos, tenemos... nos acostamos— se corrigió la rubia rodando los ojos cuando Lauren rió al escucharla —. Y luego actuamos como si nada. Deja de reírte, no le veo el chiste.

—Me da risa que no puedas decir sexo sin ponerte roja— respondió la streamer quitando su brazo nuevamente para mirarla, luego encogió los hombros —. No lo sé, dejándonos llevar.

Rivers levantó una ceja.

—¿Eso es lo que estamos haciendo?— Lauren asintió a su pregunta —. ¿Y por qué parecías enojada la última vez?

Lauren se incorporó, sentándose mejor sobre el sillón.

—No quería que pensaras que me debías algo otra vez.

—¿Qué?— Rivers frunció el ceño pero, al recordar su discusión saliendo del elevador, lo relajó —. No era mi intención que eso sonara así.

—Da igual— Lauren suspiró poniéndose en pie —. Ya casi tenemos que irnos.

Rivers se levantó en cuanto la vió dirigirse a la puerta y tomó su mano para detenerla. Lauren se volvió a mirarla, notando que los ojos claros de Rivers se desviaban a su boca.

Fachada | Rivers GGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora