Monterrey - México
—¡Homero, llegó nuestra niña!— gritó la señora Rivera apenas se percató de que eran ellas tras abrir la puerta y no tardó en rodear a su hija en un efusivo abrazo.
—Hola, mamá— dijo Samantha correspondiendo el abrazo.
—Me da mucho gusto verte— su madre se separó, mirando a la segunda chica con una sonrisa —. Tú debes ser Lauren.
—Es un placer, señora Rivera— respondió Lauren con una sonrisa, extendiendo su mano.
—Ay, deja eso— la señora negó sin borrar su sonrisa, abriendo sus brazos para estrecharla y separarse después de un par de segundos —. Y por favor, llámame Rosario.
Lauren correspondió su abrazo con un sólo brazo, llevando el refractario con la comida en el otro. Un par de pasos detrás de ellas, un hombre robusto de barba canosa miraba la interacción con ambas manos metidas en los bolsillos de su pantalón caqui, el cual iba a juego con su suéter.
—Hola, papá— saludó Samantha adentrándose un poco más para abrazarlo.
Éste correspondió su abrazo sin quitar la mirada de Lauren, lo cual la hizo carraspear un poco mientras también metía su mano libre en el bolsillo de su pantalón.
—Homero, basta. Ella creerá que de verdad eres así— dijo Rosario antes de reír mientras cerraba la puerta, luego caminó hasta su esposo, quien le rodeó los hombros con un brazo. Y claro, la mirada seguía persistente en la única persona nueva —. Lauren, éste es mi esposo Homero.
Samantha rió, sujetando a Lauren del brazo.
—Está jugando contigo, él no es así— le dijo la rubia.
—Es un placer, señor— dijo Lauren estirando la mano.
Homero miró su mano un par de segundos sin cambiar su expresión de piedra, luego volvió a levantar la mirada. Lauren estuvo a punto de retirar la mano, pensando que quizá se habría excedido, cuando una amplia sonrisa se pintó bajo el bigote del hombre y la estrechó en una risa.
—No seas tan seria, Lauren, solamente estoy molestándote— dijo él risueño antes de tirar de ella para abrazarla —. Me da gusto conocerte finalmente. Y nada de señor, llámame Homero.
Lauren soltó una risa corta, completamente nerviosa mientras correspondía el abrazo.
—Bueno, suficiente de palabrerías, pasen a la mesa que estamos a punto de cenar— dijo Rosario mientras les daba la espalda para volver a la cocina, haciendo un gesto con la mano que les indicaba que se apuraran.
—Tengo que ayudar a mi mamá, no me tardo— le dijo Samantha dejando un beso en su mejilla, tomando luego el refractario de su mano para seguir el mismo camino que la mujer de cabello teñido en rubio.
Lauren quiso acompañarla, pero Homero se adelantó colocándole un brazo alrededor de los hombros sin borrar su ancha sonrisa; la cual por alguna razón, comenzaba a ponerla aún más ansiosa.
—Así que, Lauren— dijo él deteniéndola en el pasillo —. ¿Eres de Monterrey?
—Sí, nací aquí— asintió la streamer metiendo ambas manos en sus bolsillos cuando la soltó —. Después viví un tiempo en los Ángeles por el trabajo de mi papá y bueno, fue cuando me hice conocida.
ESTÁS LEYENDO
Fachada | Rivers GG
Fanfiction¿Hasta cuándo puedes fingir amor antes de que se vuelva real? Enamorarse frente a los ojos de todo el mundo nunca había sonado como una buena idea. «Deja que te muestre lo que se siente sentirse amada de verdad» ---------------- Samantha Rivera x L...