CAPÍTULO 04 - Ciclo vicioso

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París - Francia

Despertó al escuchar el sonido de la cerradura de la puerta, incorporándose con los ojos aún entrecerrados para mirar la hora. Comprobó que eran las 3 de la madrugada, por lo que frunció el ceño sentándose en el borde del sillón mientras bostezaba.

Samantha entraba con torpeza, dejando sus tacones junto a la mesa de noche mientras comenzaba a reír por haberle susurrado a la puerta que guardara silencio.

—¿Qué carajo haces?— preguntó causando que ella se sobresaltara.

—Su puta madre, casi me sacas el corazón— respondió respirando profundo antes de sentarse al borde de la cama.

Lauren se incorporó para prender la luz, viéndola luchar con el cierre trasero de su vestido. Apestaba a alcohol, además de que tenía el cabello vuelto un desastre.

—Y para esto me hiciste dormir en el sillón— suspiró Lauren volviendo a apagar la luz para caminar hacia el mueble y poder volver a recostarse a dormir —. A la otra que no llegues me tiro en la cama y no quiero escuchar reclamos de ni verga.

Tomó la manta volviendo a taparse hasta el cuello mientras se giraba para cerrar los ojos. Estuvo a punto de quedarse dormida hasta que sintió a alguien darle dos toques en el hombre.

—Ayúdame con el cierre, wey— pidió Samantha en un susurro —. Es que no puedo.

Lauren suspiró, destapándose para incorporarse de nuevo mientras tomaba el cierra de su vestido. Samantha sujetó su cabello a un lado, escuchándola forcejear con el cierre.

—Está atorado— le dijo Lauren al cabo de un par de minutos mientras continuaba intentando bajarlo.

—No seas pendeja, bájalo ya— insistió la rubia.
Continuó insistiendo hasta que al dar un mal tirón el cierre se desprendió del vestido, quedando roto y dejando ligeramente expuesta la espalda descubierta de Samantha —. Ya lo chingaste.

—No es culpa mía que tu puto vestido no sirva— respondió Lauren intentando terminar de abrirlo por completo, sin embargo las puntas frías de sus dedos rozaron con la tibia piel de la rubia causando que ésta última se erizara.

—Estás helada— se quejó ella.

Estuvo a punto de responder hasta que la rubia echó a correr al baño, dejándose caer de rodillas mientras el alcohol luchaba por salir de su estómago a través de su garganta. Lauren la siguió, inclinándose para sujetarle el cabello mientras escuchaba las continuas arcadas que emitía.

—Qué buena manera de pasar tu primera noche en París— comentó Lauren arrancando un pedazo de papel para entregárselo. Samantha hizo lo mejor que pudo para limpiarse, apoyando la espalda en el costado del lavamanos mientras sus ojos comenzaban a cerrarse —. Hey, no te duermas— Lauren chasqueó los dedos frente a ella para despertarla pero parecía no funcionar, finalmente suspiró —. Esto está volviéndose un puto ciclo vicioso.

Arrancó otro pedazo de papel, mojándolo para terminar de limpiar el rostro de la rubia. Al terminar la levantó sujetándola de la cintura mientras la hacía pasar un brazo sobre sus hombros para llevarla a la cama y dejarla caer en la misma. Miró a la rubia inconsciente y suspiró, inclinándose sobre ella para comenzar a sacarle el vestido.

—¿Qué haces?— preguntó Samantha en un susurro apenas pudiendo abrir los ojos.

—Desvistiéndote para que puedas dormir— explicó Lauren intentando sacarle la primera manga —. Estaría poca madre que me ayudaras un poco.

Samantha hizo su mejor esfuerzo por sentarse, cooperando así para que pudiera librarla de ambas mangas y comenzar a bajar el vestido por sus pechos.

—De verdad estás muy fría— volvió a comentar de manera apenas audible.

Fachada | Rivers GGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora