Monterrey - México
Tomó el contenedor con los cuatro vasos de café de la barra, caminando de vuelta a su mesa para colocarlo frente a la mujer de cabello castaño. Luego desabotonó su abrigo, sentándose a su lado para comprobar la hora en su reloj.
—Ya vienen treinta minutos tarde— Nicolás suspiró, quitando la bufanda de su cuello para colocarla en el perchero sobre el que descansaba un caro bolso de piel.
—No sé por qué te sorprende, siempre hacen lo mismo— respondió Karina, dejando su celular de lado antes de tomar uno de los vasos, soplando a través de la rendija de la tapa y dando un sorbo.
—No me sorprende, créeme.
Nicolás sacó su celular del bolso interior de su saco, desbloqueándolo para ver el último mensaje que le había enviado a Lauren, en el que claramente habían acordado verse a las ocho de la mañana en la cafetería de siempre.
—Llegarán, que es lo importante— dijo Karina dejando su vaso sobre la mesa, cerca de la enorme ventana a su derecha en el que se podía observar a la gente caminando de un lado a otro en la ciudad.
—Lo que es importante es terminar con esto de una vez— respondió Nicolás, guardándose el celular de nuevo y tomando otro de los vasos para beber del amargo líquido negro —. Quizá no fue buena idea reunirlas a ambas en el mismo sitio.
—¿Por qué lo dices?— la mujer de lisa falda de tubo, lo miró.
—Llevan meses trabajando obligadas en conjunto— Nicolás suspiró —. Va a ser un milagro si no nos echan de la cafetería por culpa de sus peleas. No saben estar en el mismo espacio sin crear problemas— Karina rió, volviendo a beber de su vaso y causando que el hombre la mirara con el ceño fruncido —. ¿Qué es lo que te causa tanta gracia?
—Que aún no lo notes— Karina se encogió de hombros, pasando el pulgar por la rendija de la tapa en su vaso para limpiar el labial que había dejado en ella. Al volverse a mirarlo, la confusión en el rostro de Nicolás la hizo entornar los ojos —. Eres hombre, pero claro que no lo has notado.
—Nos ahorraríamos tiempo si en lugar de sacar a flote tus prejuicios de género, me explicaras.
—Que ellas no se odian, Nicolás— dijo ella casi exasperada —. Pretenden odiarse porque en realidad están locas la una por la otra.
—Estás de broma— rió él negando, volviendo a beber de su vaso —. Apenas pueden respirar cerca de la otra sin insultarse.
—¿Nunca has estado enamorado?— Karina levantó ambas cejas —. El amor así. Es irracional, complicado y muchas veces incomprendido. He visto el amor de primera mano, y créeme cuando te digo que ellas están enamoradas; aunque aún no lo entiendan del todo. Basta con observar la manera en que se miran cuando la otra no está prestando atención.
—Estás alucinando— dijo Nicolás —. Conozco a Lauren.
—Y yo conozco a Rivers— contraatacó la mujer —. Y por eso puedo asegurarte que terminarán juntas— Nicolás abrió la boca a punto de responder hasta que la campanilla de la puerta de entrada sonó. Lauren entró en la cafetería de la mano con Samantha, ambas utilizaban gafas de sol y caminaban directo a su mesa. Karina, al verlas, sonrió inclinándose cerca de Nicolás para susurrar —. ¿Qué es lo que decías?
—Hola, disculpen la tardanza— dijo Lauren, quitándose las gafas y soltando la mano de la rubia para que ésta se sentara en el sillón del gabinete frente a ellos, recorriéndose para hacerle un lugar.
—Me tiene harta el maldito tráfico— suspiró Samantha subiendo las gafas hasta la parte superior de su cabeza.
Nicolás parecía estar estupefacto, mirando a ambas chicas con el ceño fruncido y un casi visible signo de interrogación en los ojos.
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Fachada | Rivers GG
Fanfic¿Hasta cuándo puedes fingir amor antes de que se vuelva real? Enamorarse frente a los ojos de todo el mundo nunca había sonado como una buena idea. «Deja que te muestre lo que se siente sentirse amada de verdad» ---------------- Samantha Rivera x L...