8. 𝑵𝒐𝒕𝒂𝒔 𝒂𝒍 𝑨𝒏𝒐𝒄𝒉𝒆𝒄𝒆𝒓

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Estaba sentada en el pasto frente al árbol donde me veía con Dany, tocando algunos acordes en mi guitarra. Ya era la hora en la que ella y yo nos encontrábamos, pero aún no llegaba.

Tomé mi celular y vi que ya habían pasado diez minutos. Era raro que ella llegara tarde; nunca antes había pasado.

Seguí tocando unos minutos más y me empecé a preguntar si me dejaría plantada, porque claro, siempre espero lo peor. En medio de mis pensamientos, empecé a escuchar unos pasos tras de mí. Volteé y ahí estaba ella, caminando apresurada hacia mí.

—Hola, Angie —me saludó cuando estuvo lo suficientemente cerca—. Perdón por la tardanza, el tráfico estaba horrible.

Sentí mariposas en el estómago al escuchar su voz, pues por algún motivo me hizo recordar cuando sus labios y los míos se encontraron aquella noche. ¿Cómo se supone que debo tratarla ahora? me pregunté.

—Hola, Dany. No te preocupes, está bien, esta es la hora del tráfico —la tranquilicé, intentando que no notara mis nervios.

Se sentó a mi lado y empezó a sacar su guitarra del estuche.

—Si quieres, nos podemos quedar más tiempo, ya sabes, para compensar que llegué tarde. No quiero que te atrases por mi culpa —dijo mientras terminaba de sacar su guitarra.

—Sí, me parece bien. Pero no te preocupes por atrasarme, tú eres la que accedió a todo esto; sin tu ayuda yo no sabría todo lo que sé ahora.

—Ay, ya Angie, para, que me vas a hacer llorar —fingió limpiar una lágrima de su ojo.

—Solo digo la verdad —me encogí de hombros y ella sonrió.

—Lo sé —murmuró—. Deberíamos empezar con la clase.

—¿Tienes lo que te encargué la clase pasada? —preguntó.

—Sí, he estado estudiando bastante.

—Ok, muéstrame por favor —pidió y yo empecé a tocar.

Estuvimos un buen rato corrigiendo algunos detalles del ejercicio, como la velocidad. Se me estaba dificultando un poco, así que para distraerme, ella dijo:

—Vamos a descansar un rato, ¿sí? —asentí y solté un suspiro—. Sé bien que a veces esto puede ser frustrante.

—Mira, te quiero mostrar algo —sacó su celular y buscó algo en su galería—. Como ya sabes, mis hermanas y yo sacaremos un nuevo álbum. Hace unos días empecé a componer una canción, me gustaría que escuches los avances.

Habló en cuanto encontró lo que buscaba. Me dio un audífono y me pidió que me lo pusiera. En cuanto hice lo que me pidió, ella me entregó su celular ya con el video puesto. En la grabación podía ver a Dany tocando su guitarra en su habitación, mientras tocaba algunos acordes y notas mientras cantaba.

Tenía que admitir que se veía muy atractiva. Su cabello caía sobre sus hombros con gracia, sus ojos brillaban con cada nota que daba, y cada que miraba a la cámara daba pequeñas sonrisas que me hacían querer ver el video todo el día. Cantaba con una voz armoniosa y perfecta. Definitivamente era afortunada por poder ver aquel video.

—¿Qué te pareció? Aún no está completa, obvio, es solo una idea que me vino a la cabeza —preguntó en cuanto el video terminó. Sus ojos me miraban en busca de mi respuesta.

—Está muy buena. ¿Ya tienes alguna idea para el nombre de la canción?

—Sí, se llama "Hell You Call a Dream". La compuse hace unos días —contestó—. Aún tengo que terminar la letra para que después mis hermanas se agreguen, pero ahí va.

𝐴𝑚𝑜𝑟 𝐸𝑛𝑡𝑟𝑒 𝐸𝑛𝑠𝑒𝑛̃𝑎𝑛𝑧𝑎 / 𝐷𝑎𝑛𝑖𝑒𝑙𝑎 𝑉𝑖𝑙𝑙𝑎𝑟𝑟𝑒𝑎𝑙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora