15. 𝑭𝒖𝒕𝒖𝒓𝒐 𝒊𝒏𝒊𝒎𝒂𝒈𝒊𝒏𝒂𝒃𝒍𝒆

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Hoy por fin era el día en el que Dany regresaría de la gira. La emoción y la anticipación que sentía hacían que mi lo único que estuviera en mi mente fuera ella. Habíamos planeado vernos en mi casa, así que para recibirla, decidí hacerle unos tacos; sabía que ella había estado fuera del país por mucho tiempo, seguro no ha podido comer unos auténticos en todos estos meses.

Ya solo faltaban dos horas para qué llegará. Mientras el aroma de la carne cociéndose llenaba la cocina de forma embriagante, me imaginaba como sería nuestro reencuentro; llevaba tanto tiempo anhelando poder abrazarla, besarla, estar con ella, en fin, todas las cosas que solíamos hacer antes de su partida, que este momento parecía irreal.

Después de haber terminado de cocinar, aún tenía algo de tiempo, así que decidí ir a verme al espejo; quería asegurarme de que me veía bien, ser perfecta para ella. Viendo mi reflejó atreves del espejo, pude ver como mis ojos brillaban expectantes. Por un momento, me pareció ver como la pared se movió atrás de mí. Fruncí el ceño levemente, sintiéndome algo fuera de lugar, algo parecía ser diferente y todo estaba peculiarmente callado.

De repente, el sonido del timbre logro devolverme a la realidad. Rápidamente, caminé hacia la puerta, sintiendo mi corazón latir con fuerza. Abrí la puerta, ahí estaba Dany. Su apariencia era muy similar a la que recordaba; su pelo rubio, su apariencia de rockstar, todo, pero algo en sus ojos se veía diferente, como si estuviera ocultando algo.

—¡Dany!—La abracé fuertemente, ignorando el pequeño detalle—. Te extrañé mucho.

Ella correspondió al abrazo más fuerza. -Yo también te extrañé demasiado, Angie -susurró con tanta intensidad que parecía más desesperada que cariñosa.

—Pásate, Dany —dije, separándome del abrazo y haciéndome a un lado. Su sonrisa era tan radiante como siempre, pero su mirada no decía lo mismo—. Preparé algo para que comamos.

—Muchas gracias, linda. Pero no tengo hambre —aclaró, sonando algo fría. Intenté ignorar su actitud, no quería arruinar las cosas.

—Oh, claro está bien, tal vez más tardé. —Caminé hasta la sala, tomando su mano-. Bueno, entonces podemos sentarnos y ponernos al corriente.

Ella asintió sentándose a mi lado. Hablamos por un rato sobre su viaje, la conversación era relativamente fluida, pero sus ojos me miraban insistentemente, como si estuviera esperando algo de mí. En un momento hubo un silencio entre nosotras. Todo empezó a sentirse más incómodo, sus respuestas eran más cortantes y su intensa mirada pasaba de un lado a otro, como si buscará algo.

—¿Te sientes bien, Dany? —pregunté con cierta preocupación. Algo le estaba pasando, era obvio.

—Sí, es solo que... estoy algo cansada. —Dejo sus palabras resonar en el aire y se acercó más a mí, buscando más cercanía—. Estos meses fueron... agotadores. Te extrañé demasiado.

La intensidad de su mirada y su voz cargada con un deseo evidente, me ponían nerviosa. Posó su mano sobre mi muslo y recargo su cuerpo contra el mío, quedando así con una proximidad abrumadora. La confusión me invadió, Daniela nunca había hecho algo así, al menos, no en serio. Me sentía algo incómoda, más que reconfortante, su contacto era invasivo.

—Angie...—susurró con la voz grave, acariciando mi muslo, lenta, pero urgentemente—. ¿Te importaría si vamos a tu habitación?

Más que una sugerencia, su pregunta sonó como una orden disfrazada. La forma en la que me miraba y el cómo sus dedos se movían sobre mi piel, me dejaba en claro que no estaba realmente preguntándolo, sino que estaba imponiendo su necesidad.

Intenté encontrar mis palabras, pero la proximidad de su cuerpo y la determinación en su voz me dejaron sin aliento, era como si no hubiera lugar a dudas. Aunque sentía un nudo en el estómago, una señal clara de que algo no andaba bien, también había una parte de mí que se sentía atraída por la intensidad.

𝐴𝑚𝑜𝑟 𝐸𝑛𝑡𝑟𝑒 𝐸𝑛𝑠𝑒𝑛̃𝑎𝑛𝑧𝑎 / 𝐷𝑎𝑛𝑖𝑒𝑙𝑎 𝑉𝑖𝑙𝑙𝑎𝑟𝑟𝑒𝑎𝑙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora