9. 𝑳𝒐𝒔 𝑽𝒊𝒍𝒍𝒂𝒓𝒓𝒆𝒂𝒍

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Tomé la maleta que estaba sobre mi cama y apresuradamente bajé las escaleras, pues Daniela me mandó un mensaje diciéndome que ya iban a llegar por mí. Con la esperanza de encontrar a mi padre, me asomé a la cocina; él casi siempre está allí, pero hoy no fue así. Dejé mi maleta en una de las sillas y subí a buscarlo en su habitación. Sería la peor hija si me fuera por dos días enteros sin siquiera despedirme.

Toque su puerta y segundos después entre a su habitación. Ahí estaba el, acostado en la cama mientras utilizaba su celular.

-Papá. - Dije mientras entraba a su cuarto.

-Hola, hija ¿Ya te vas? -Pregunto, por un momento pensé que me había leído la mente, a veces este hombre me asusta.

-Sí, en unos minutos pasaran por mí ¿Como lo supiste?

-Los ojos no mienten, te vez emocionada. - Aclaro con una sonrisa victoriosa en su cara.

-Bueno, solo quería despedirme antes de irme, no podría estar a gusto sin hacerlo. -Me acerque a él con los brazos abiertos, a lo que él se sentó en su cama y me abrazo.

-Ve, pásala bien con tus amigas. Yo estaré aquí esperándote. -Me apretó un poco más en el abrazo. - Cuídate mucho ¿Sí? -Me soltó y yo asentí sonriendo.

-Hay, pa. Solo serán dos días, no hables como si me fuera a morir o algo. -Lo regañe- No quiero terminar llorando con tanta despedida. -Dije riendo. Él siempre ha sido muy protector conmigo, así que sus palabras eran algo exageradas.

-Lo siento, lo siento. Ya sabes cómo me pongo con estas cosas. -Respondió, iba a decir algo más cuando oímos el timbre sonar.

-Creo que ya llego tu persona especial, hija. -Me dio una sonrisa cómplice y me guiño un ojo. Yo solo asentí mientras volteaba para otro lado, no quería que viera mi sonrojo.

-Sí, es momento de que me vaya. -Me despedí con la mano.

Bajé apresuradamente las escaleras, tomé mi maleta y la bolsa donde llevaba algunas cosas para comer que compartiría con los Villareal, pues, Dany me dijo que asaran carne y como no quiero quedar como una aprovechada; decidí también llevar algunas cosas.

Después de tomar todo lo que necesitaba. Me dirigí a la puerta y sintiendo como los nervios incrementaban la abrí. Ella de inmediato se acercó y me abrazo, trasmitiendo una calidez que en automático me hizo sonreír.

-Hey. - Dijo suavemente con una sonrisa a modo de saludo. -¿Esta lista para irte, linda? -Preguntó dándome una sonrisa. Al oír como me llamo sentí mariposas en el estómago, ella nunca me había llamado así.

-Sí, claro. Tengo todo listo. -Hable intentando que no notara lo que su halago causo en mí. -¿Hay algo que les haga falta? Talvez pueda conseguirlo. -Devuelvo la pregunta. Ella pensó unos segundos antes de responder.

-No, tenemos todo.

-¿Quieres que te ayude a subir tus cosas a la camioneta? -Se ofreció en cuanto vio las bolsas en mis manos. Yo me negué inmediatamente, puedo cargar las cosas perfectamente y no quiero parecer débil ante ella.

Con eso, empezamos a caminar hacia la camioneta, haciendo que mis nervios aumentaran significativamente; digo, iba a estar con la familia de Dany todo el fin de semana. No sé qué esperar, pero sé que tengo que causar una buena impresión, sobre todo a sus padres, porque, aunque ya había intercambiado algunas palabras con el señor Luis, ahora tendré que interactuar más con él y los demás. ¿Qué van a pensar sobre mí? ¿Seré de su agrado? Todas esas preguntas pasaban por mi cabeza, mientras nos acercábamos al auto. Intentaba parecer segura, pero por dentro moría de nervios.

𝐴𝑚𝑜𝑟 𝐸𝑛𝑡𝑟𝑒 𝐸𝑛𝑠𝑒𝑛̃𝑎𝑛𝑧𝑎 / 𝐷𝑎𝑛𝑖𝑒𝑙𝑎 𝑉𝑖𝑙𝑙𝑎𝑟𝑟𝑒𝑎𝑙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora