13. 𝑻𝒖 𝒇𝒖𝒆𝒓𝒕𝒆 𝒍𝒖𝒛

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Las dos semanas antes de que Dany se fuera pasaron de manera rápida. No nos vimos mucho, pues, ella se la paso con asuntos de la banda; pero siempre se aseguraba de tener tiempo de desearme un bonito día y una buena noche. Cuando el día de su partida llego, la acompañe al aeropuerto para despedirme de ella.

—¿Cómo te sientes, cariño? — Pregunté mientras tomaba su mano. Estábamos en la sala de espera del aeropuerto en medio del bullicio de la gente y los anuncios de vuelos.

 —Bien, estoy contenta y emocionada. Hace un tiempo no teníamos una gira. —Afirmó con una sonrisa.  —Aunque te extrañare mucho.

—Yo también te voy a extrañar, pero créeme, eso es lo de menos, Dany. —Respondí apretando su mano suavemente. —Solo divierte junto con tus hermanas y hagan lo que aman hacer.

Ella asintió, devolviéndome la sonrisa mientras pasaba su brazo por detrás de mi hombro para abrazarme. —Sí, tienes razón. Ni para que nos agüitemos.

De repente, oímos la voz de Paulina detrás de nosotras: —Bueno, aquí podemos apreciar a Daniela y su novia llorando. Creen que es la última vez que se verán las caras. Muy triste, sin duda. — Dany y yo volteamos en la dirección dónde provenía su voz, la vimos a ella junto a los demás, apuntándonos con Petunia.

—¡Ey! No le hagan caso, ya saben cómo es. —Habló Daniela a la cámara, intentando contener su sonrisa, mientras me apretaba contra ella.

—¿Cómo soy? ¿Maravillosa? Lo sé, me lo dicen seguido. —Dijo Pau con un tono burlón, sentándose a mi lado.

—Ya deja de molestar, huerca. —La regañó la rubia, rodando los ojos, aunque sonreía ampliamente.

Paulina se recostó ligeramente en el asiento, soltando algunas risitas, mientras los demás hablaban entre ellos animadamente en los otros asientos. Seguimos así un rato, hasta que oímos como anunciaron el vuelo que tomarían.

Los demás tomaron sus maletas y se adelantaron, dejándonos a Dany y a mi cierta privacidad. Ella y yo nos levantamos de la banca aun tomadas de las manos. Nos miramos por unos breves segundos, su mirada me hablaba lo que no me decía.

—Bueno, ya te tienes que ir ¿Verdad?

Ella asintió levemente —Si, ya. El deber llama. —Dijo con una leve sonrisa, pero su tono era apagado. Aprete su mano y negué levemente con la cabeza. 

—No estés triste, por favor. No quiero ser la culpable de que no disfrutes todo lo que mereces. —Hable suavemente, acariciando su rostro con mi mano libre. La gente caminaba alrededor, e inclusive sentía las miradas de algunas personas sobre nosotras, pero ahora solo nos quedaban unos pocos segundos juntas y no los desperdiciaría en algo que no fuera ella. —Sabes que todo estará bien entre nosotras. Cuatro meses no son nada. —Afirmé, intentando sonar los más segura que podía.

—Si, lo se. Es solo que... —Intentó hablar, pero su voz se quebró ligeramente y vi como sus ojos se llenaban de lágrimas.

La abracé con fuerza, intentando que se sintiera reconfortada. Sentía su cálida respiración entre cortada sobre mi cuello. Hasta el más débil sollozo que soltaba, lograba hacer que me estremeciera por completo; Nunca había visto a Dany tan vulnerable. Estoy tan acostumbrada a la Daniela radiante y energética, que ver esto era impactante.

—Te voy a extrañar mucho. —Terminó en un tembloroso susurro. Tuve que aferrarme más a su cuerpo y regular mi respiración para evitar derramar las lágrimas que se formaron con sus palabras. Ella necesita a alguien fuerte ahora, y sabía que debía ser yo.

Solté un suspiro y dije: —Yo también te extrañare. Pero sé que esto es importante para ustedes y no quiero ser un obstáculo. —Me separe de ella un poco para mirarla a los ojos. Limpie las lagrima que caía por su mejilla. —Solo quiero que vivas cada momento de la gira, y cuando regreses seremos más unidas que nunca.

𝐴𝑚𝑜𝑟 𝐸𝑛𝑡𝑟𝑒 𝐸𝑛𝑠𝑒𝑛̃𝑎𝑛𝑧𝑎 / 𝐷𝑎𝑛𝑖𝑒𝑙𝑎 𝑉𝑖𝑙𝑙𝑎𝑟𝑟𝑒𝑎𝑙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora