CAPITULO CATORCE

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Corro con todas mis fuerzas, mi corazón latiendo desbocado, no solo por el esfuerzo físico, sino también por la confusión que se apodera de mis pensamientos

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Corro con todas mis fuerzas, mi corazón latiendo desbocado, no solo por el esfuerzo físico, sino también por la confusión que se apodera de mis pensamientos. He escapado de Alessandro Lombardi, del hombre que me quería tener prisionera y no se ni porque, pero la verdadera cárcel no es de ladrillos y barrotes, sino de sentimientos que comienzan a brotar en mi corazón.

Cada paso resuena en mis oídos como un tamborileo ensordecedor, recordándome la urgencia de mi situación. Sin arma y sin teléfono, me encuentro completamente vulnerable en medio de un territorio desconocido. La noche es mi aliada y mi enemiga, ocultándome en su manto oscuro mientras me hace más difícil orientarme. Sé que debo contactar a Elin y regresar a la base FENIX, pero la falta de recursos complica mi plan de escape.

Mi mente vuelve a los momentos que he compartido con Alessandro. Su prepotencia, su autoridad implacable y, sin embargo, esos destellos de ternura que me desconciertan. ¿Cómo puede alguien tan frío y controlador hacerme sentir tan viva? El simple pensamiento de su toque, sus palabras cargadas de deseo y posesión, provoca una mezcla de miedo y atracción en mi interior.

—No, Angelik, concéntrate —me digo en voz baja, tratando de sacudir esos pensamientos. Ahora no es el momento para dejarme llevar por emociones contradictorias.

Elin. Debo encontrar una forma de comunicarme con ella. Es mi única esperanza para regresar a la base FENIX. Pero ¿cómo podría hacerlo sin ningún equipo? Pienso desesperada, mis ojos buscan cualquier indicio de ayuda. Entonces, en la distancia, veo un pequeño café con las luces aún encendidas. Quizás ahí pueda encontrar un teléfono o una computadora.

Me escabullo dentro, intentando no llamar la atención. El lugar está casi vacío, solo un par de personas dispersas en las mesas. Me dirijo al mostrador, donde una mujer joven y cansada me mira con curiosidad.

—Disculpa, ¿tienen un teléfono que pueda usar? —pregunto, tratando de mantener la calma en mi voz.

La chica me observa por un momento antes de asentir y señalar una cabina telefónica al fondo del local. Agradezco con un gesto rápido y me dirijo hacia allí, esperando que Elin esté disponible para contestar.

Marco el número que me sé de memoria, cada tono de espera se siente eterno. Finalmente, la voz de Elin responde al otro lado.

—¿Elin? Soy Angelik. Necesito ayuda, estoy en la ciudad, pero sin equipo y...

—¿Angelik? ¡Dios mío! —la voz de Elin está llena de alivio y preocupación—. Hemos estado buscándote por todas partes. Dime dónde estás, voy a enviarte un equipo de extracción de inmediato.

Le doy la dirección del café, intentando no mostrar lo aliviada que me siento al escuchar su voz. Cuelgo y me permito un momento para respirar, sabiendo que pronto estaré a salvo. Pero incluso en ese breve respiro, la sombra de Alessandro sigue acechándome, y mi corazón no puede olvidar lo que he comenzado a sentir por él. Una batalla interna entre la razón y el oscuro deseo, que solo el tiempo podrá resolver.

Oscura SeducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora