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El amanecer trajo consigo una nueva realidad, una que no podía ser ignorada ni olvidada. La fogata había perdido su vigor, reduciéndose a unas brasas humeantes que parecían susurrar secretos al viento. Alessandro y Angelik estaban de pie, separados por una distancia que, aunque corta, se sentía infinita. Las consecuencias de la noche anterior pesaban sobre ellos, cada uno perdido en sus propios pensamientos y emociones.
Alessandro, normalmente seguro y arrogante, se encontraba atrapado en un torbellino de dudas y sentimientos encontrados. La pasión de la noche había sido un fuego que lo consumía, pero ahora, con la luz del día, las sombras de sus acciones y decisiones lo acosaban. Se preguntaba cómo afectaría esto, a su control sobre Angelik, y sobre todo, a su propia alma.
Angelik, por su parte, estaba envuelta en una mezcla de confusión y vulnerabilidad. Las barreras que había construido durante años se habían derrumbado en una sola noche. Sus emociones eran una maraña de miedo, deseo y algo más profundo que no quería admitir. Mientras sus ojos se encontraban con los de Alessandro, sabía que no podían simplemente volver a ser lo que eran antes. Algo irrevocable había cambiado.
El silencio entre ellos era denso, lleno de palabras no dichas y sentimientos reprimidos. La selva, que había sido testigo de su unión, ahora parecía un guardián de sus secretos, esperando pacientemente a que ambos encontraran la manera de enfrentarse a lo que habían desatado.
Finalmente, Angelik rompió el silencio, su voz firme pero cargada de una emoción que no podía ocultar del todo.
-Alessandro, tenemos que hablar, -dijo, sabiendo que las palabras que seguirían serían tan cruciales como los actos de la noche anterior.
Alessandro, con la mandíbula tensa y los puños apretados, se negaba a mirar a Angelik directamente. Aunque sus palabras sonaban tranquilas, el tono de su voz llevaba consigo una carga de negación y ego que apenas podía disimular.
—Esto no cambia nada entre nosotros —declaró Alessandro, con un dejo de enojo apenas contenido. Sabía que tenía que mantener las apariencias, pero por dentro, el tumulto de emociones lo consumía.
Angelik, por su parte, observaba a Alessandro con una mezcla de comprensión y resignación.
—Lo sé, somos adultos, y tarde o temprano esto iba a suceder, es simplemente la ley de la vida —respondió Angelik con calma, aunque su corazón latía con fuerza en su pecho. A pesar de su intento por mantener la compostura, una punzada de decepción se filtraba en su voz al reconocer la frialdad de Alessandro. Sin embargo, se recordó a sí misma que no había esperado nada diferente de él.
Las palabras de Alessandro resonaron en su mente, su arrogancia era como un muro que los separaba, impidiéndoles alcanzar la intimidad que habían compartido esa noche.
—Me alegra que lo sepas —añadió Alessandro, su voz firme pero vacía de emoción genuina. Con un gesto de la cabeza, indicó que era hora de marcharse—. Vamos, tenemos que salir de aquí.
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Oscura Seducción
RomansEn el oscuro y seductor mundo de la mafia italiana, Alessandro Lombardi, el inflexible capo di tutti i capo, se siente invencible. Sin embargo, su dominio se tambalea ante la presencia de Angelik, una exótica colombiana cuya belleza y misterio encie...