CAPITULO QUINCE

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El sol del atardecer se filtra por las ventanas de mi despacho en el pent-house de mi edificio Imperium, bañando las paredes blancas y los muebles de madera oscura en un resplandor dorado

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El sol del atardecer se filtra por las ventanas de mi despacho en el pent-house de mi edificio Imperium, bañando las paredes blancas y los muebles de madera oscura en un resplandor dorado. Rodeado de mármol y lujo, me siento como el rey de este mundo. Cada paso que doy resuena con una confianza que solo la verdadera autoridad puede tener. Me acerco a uno de los ventanales, sosteniendo un vaso de whiskey en mi mano, observando cómo la ciudad se despliega a mis pies, como un emperador contemplando su imperio.

Luca está sentado frente a mi escritorio, con la pierna sobre su rodilla, perdido en sus pensamientos. Han pasado más de treinta días desde que Angelik, esa maldita mujer, decidió abandonar la base sin mi consentimiento. Al principio, lancé a mis hombres en su búsqueda, pero con el tiempo, me resigné a que hiciera lo que le diera la puta gana. No obstante, el hecho de que ella creyera que podía desafiarme sin consecuencias me quema por dentro.

Federico irrumpe en la habitación, su rostro pálido y su voz cargada de urgencia. —Señor... han... han secuestrado a la señorita Angelik.

Siento la ira arder en mi interior, mis venas se llenan de lava y mi mandíbula se tensa tanto que parece a punto de romperse. —¿Qué? —Luca se levanta, visiblemente aterrado.

—¿Quién fue? —pregunto a Federico, aunque ya tengo una sospecha que me carcome por dentro.

—Enigma, señor —dice finalmente, su voz temblando.

La mención de ese nombre hace que mi irritación se transforme en una furia palpable. —¿Enigma? ¿Quién es Enigma, hermano? —Luca me mira con confusión y miedo.

Tomo un sorbo de whiskey, tratando de calmar la tormenta que ruge dentro de mí. —Enigma es un adversario astuto y peligroso, un enemigo que ha estado socavando nuestras operaciones y sembrando el caos en nuestras filas. —Miro a Luca, mi expresión endurecida por la determinación y la ira—. Y ahora ha osado tocar a Angelik. Esto no quedará sin respuesta.

Luca traga saliva, su rostro palideciendo aún más. —¿Qué vamos a hacer, Alessandro?

—Vamos a recuperarla —respondo con una frialdad que refleja el acero de mi voluntad—. Y vamos a asegurarnos de que Enigma se arrepienta de haber cruzado nuestro camino. Federico, reúne a los hombres más leales y competentes. Esta será una operación de precisión y fuerza. No escatimaremos en recursos ni en brutalidad.

Federico asiente y sale rápidamente de la habitación, dejando a Luca y a mí en un tenso silencio. Observo la ciudad nuevamente, mi mente ya trazando los próximos movimientos. Angelik pudo haber intentado desafiarme, pero ahora es mia y nadie, absolutamente nadie, se interpondrá en mi camino.

—Hermano —digo, girándome hacia Luca—, prepárate. Esta será una caza sin cuartel, y no descansaremos hasta que Angelik esté conmigo y Enigma esté destruido. ¿Entendido?

Oscura SeducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora